Capítulo 12

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 Entré a la casa acompañada por una sensación extraña, me sentía más... ¿Liviana? Sí, más liviana, como si me hubiera quitado un gran peso de los hombros, el repentino cambio de humor de Edward me tomó desprevenida, no creía que alguien tan frío e indiferente pudiera ser, bueno, tan agradable, pero a quién voy a engañar, siempre que su mirada se topaba con la mía podía ver algo en sus ojos, a veces era tristeza, otras curiosidad y muy de vez en cuando, anhelo, la última quizás solo sea idea mía. ¿Por qué Edward Cullen me vería con anhelo? Tal vez estaba proyectando lo que yo sentía en él, el deseo de tener alguien con quien estar, alguien tan perfecto como él jamás se fijaría en mí de esa forma, no soy tonta, sé que estoy en una liga completamente diferente, además, el que no me vea así es una suerte para él, sería como esquivar una bala, si ya sé eso, entonces...

¿Por qué me siento tan mal al pensarlo? Tonta, tonta, tonta; tuve que ser más cuidadosa, alejarme un poco más, lo dejé acercarse demasiado, puede que no se diera cuenta de lo que sucedió en el accidente, pero hoy también hubo un desliz, no sé porqué le dije sobre el olor de la sangre, seguramente pensó que era algo raro. ¿Por qué soy tan lengua suelta con él? Terminaré dándome contra un poste si sigo así, al menos estos días voy a tener tiempo para pensar, sin embargo, el que él no esté ahí me inquieta un poco, creo que me acostumbré a tenerlo ahí, a pesar de ignorarlo, siempre estaba al tanto de su presencia, me costó mucho no dirigirle la mirada este mes, ahora que puedo hablar con él y que no esté, es molesto, siento como si hubiera perdido tiempo, creo que acaba de caer en cuenta de que él es mi primer amigo, sí, Edward es mi primer amigo. ¿Es normal que me sienta tan feliz por ello?

No tenía nada que hacer en ese pequeño espacio de tiempo libre, a diferencias de otros días hoy me sentía con más activa, a pesar de perder la conciencia hace una hora, no había nadie en casa y no era tiempo de hacer la cena aun, subí rápidamente las escaleras, por un milagro no me caí, busqué mi violín y mis viejas partituras, hace unos meses escuché una nueva composición que se volvió mi favorita, es de Ludovico Einaudi, no es un clásico, pero la explosión de sentimientos y sensaciones que tienen por detrás los diferentes instrumentos, todos se vuelven uno, creo que esa melodía representa todo lo que me estaba pasando, empecé a reproducirla y me puse los audífonos, luego la acompañé con mi el violín.  

 Fue de esos momentos en los que no necesitas una guía, ni las notas exactas, en las que solo sientes y dejas lo demás fluir, cerrar lo ojos y permitir que la música lleve tu mente a donde quieras, a mi me llevó hacia los acontecimientos de los últimos meses, mi llegada al pueblo, el integrarme a la preparatoria, el conocer a Edward, el accidente y lo de hoy, en cada momento sentí algo diferente e importante, han sido una completa locura, todo desencadenando en un sentimiento del cual conocía el nombre, pero no quería reconocerlo, no podía, no debía, debería sentirme culpable, recriminarme como siempre, debería sentir la necesidad de huir, pero no es así, sé que en algún momento me sentiré así y tendré que lidiar con las consecuencias, tal vez sea bueno permitirme ser egoísta solo una vez, llevo toda mi vida estando en contra de lo que quiero y esta vez no quiero hacerlo, debería hacer con el tiempo que me queda lo que quiera, además, lo más seguro es que Edward no sienta lo mismo que yo, seguramente no lo haga y así esta bien, solo hoy puedo permitirme sentir, solo por hoy. 

  No esperaba el siguiente día con interés, sería un día como otros, sin nada en especial, recibí un par de comentarios acerca del almuerzo que pasé con Edward, en especial de Jessica, como siempre intentó sonsacarme información, no consiguió nada, me decepcioné al comprobar lo que ya sabía, él no estaba ahí, claro que no lo estaba, me inquietó el sentir esa pena por su ausencia. ¿Así sería desde ahora? Extrañarlo cuando no esté, sin razón alguna, eso no era aceptable. Todos estaban emocionados por la excursión a la playa, en especial por el pronóstico del clima, se esperaban un par de días soleados, podía sentir que hacía más calor, llevo un tiempo sin estar bajo el Sol, no sé si sea algo prudente salir ese día, pero ya había quedado con el Señor Black, con una gorra y bloqueador solar se resolvería, no pude evitar escuchar el comentario proveniente de una voz sorprendentemente estridente y nasal, lleno de resentimiento, de una chica que ni siquiera había notado mi presencia a un solo paso de ella, estaba acostumbrada a escuchar comentarios mal intencionados hacia mi, por cualquier razón, este no me afectó, me dio pena la pobre chica, no había nada mejor en su vida, así que utilizaba su tiempo para hablar con esa lengua venenosa sobre los demás, pobrecita.

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