Capítulo 3

45 4 0
                                    

<3 semanas y 4 días>

–– ¿Por qué solo lo hacemos en mi casa? ––pregunto de pronto.

––Mi madre está más en casa que la tuya y me atemoriza que nos descubra ––réplica besando mi cuello.

Suspiro.

– ¿Te atemoriza que tu madre nos descubra y no que la mía lo haga? ––susurro sobre su hombro delirando por sus besos.

––Tú madre es una mujer encantadora, te ama inmensamente y estoy seguro que entendería tu preferencia sexual ––para de besarme y se queda mirándome fijamente––. Mi madre es una mujer complicada, desde que mi padre nos abandono yo he sido el hombre de la casa, si se entera que hago esto contigo... no sé cómo podría reaccionar, pero estoy seguro que voy a decepcionarle totalmente...

––Entonces... ¿Por qué continuamos haciendo esto?, ¿con qué fin? ––cuestiono observando sus labios con deseo.

–– ¿Quieres parar? ––murmura sobre mis labios con malicia.

––No me refiero a eso...

Introduce su lengua en mi boca y me dejo llevar por ella.

Ya casi tenemos un mes en esto, esta situación que no sé cómo llamar... ¿Es muy tonto que quiera festejarlo?, a fin de cuentas... no somos nada, porque esto en realidad no sucede, no existe, ante todos Noise y yo somos solos buenos amigos y los amigos no celebran su amistad, al menos no de esa manera.

Se introduce dentro de mí y ahogo un gemido en su boca.

Quiero inundar todo este lugar con nuestros gemidos, me frustra un poco tener que silenciarnos todo el tiempo para evitar ser descubiertos. No me interesa lo que puedan pensar de mí, este chico me gusta desde hace mucho tiempo y quiero gritarlo.





Luego de unas horas acabamos rendidos.

––Noise... ––murmuro sobre su pecho.

––Dime ––contesta con los ojos cerrados.

––Hagamos algo el sábado ––propongo contemplándolo.

–– ¿El sábado?, ¿por qué el sábado? ––pregunta sin curiosidad alguna.

––Solo... quiero hacer algo el sábado, ¿puedes o no? ––intento no mostrar indicio alguno de mis motivos.

–– Vale, haremos algo el sábado.







<Sábado en la mañana>

El constante sonido del timbre de mi móvil logra perturbar mi sueño y me veo en la molesta necesidad de levantarme para saber quien llama con tanta insistencia un sábado tan temprano. Lo cojo sobre la mesa y atiendo entre dormido y despierto.

Llamada:

––Bueno...

–– ¡Adam!, no respondes mis mensajes, recuerda que nos veremos a las siete y media ––farfullan al otro lado.

–– ¿Quién habla?... ––bostezo.

–– ¡Tabita! ––escucho gritar.

Close LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora