El que ríe último... es el Buda

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El día del cumpleaños de Ran, Bokoi estaba de anfitriona en su casa, había hecho invitaciones muy sentimentales a todos los conocidos de su gran amigo. Había adornos en blanco y lila por toda la casa y como era su especialidad, el banquete era de lo mejor. En medio de una mesa descansaba una pequeña escultura de Buda y apoyada en ella, un cuadro mediano de Ran como si se tratara de un joven santo rodeado de pequeñas velas blancas.

Todos llegaron más o menos en el horario indicado, vestidos de colores oscuros y la mayoría llevó algo como ofrenda al recuerdo del fallecido amigo. La misma Bokoi se sorprendió cuando vio a Rin entrar con una flor violeta en la mano, la que dejó frente al cuadro de su hermano mayor. Luego entró Ima y unos minutos más tarde entró Taiju, quien se persignó ante la foto casi sonriendo. Todos se sorprendieron mientras comían y bebían algo, porque llegó Manjiro Sano a la conmemoración, ya que, si bien sabían que eran conocidos, no pensaron que Mikey le tenía cierto cariño al mayor de los Haitani.

El reconocido hombre de cabello blanco se acercó a Bokoi y la saludó cordialmente para luego hacer una reverencia con las manos juntas ante la foto de Ran.

—Gracias por invitarnos, Bokoi. Ran estaría muy contento de vernos a todos acá en su casa.

—Gracias a ustedes por venir.

Cuando eran casi las ocho de la noche, Bokoi anunció que se serviría el pastel y que sería bonito que todos cantaran el feliz cumpleaños. Se colocó el hermoso pastel en medio de la misma mesa y Bokoi encendió algunas velas mientras se apagaban las luces. Cantaron el cumpleaños feliz con un tono solemne y algo triste, entonces todos miraron a todos pensando en quién apagaría las velas. En ese momento Taiju vio la silueta esvelta y delgada de Ran acercarse a la torta y no pudo evitar sonreír maliciosamente negando con la cabeza, como si por moral no aceptara la broma. Fue un colectivo de boquiabiertos cuando aquel invitado desconocido sopló las velas, quedando a oscuras por unos segundos. Luego Bokoi encendió las luces y Ran los miró a todos desde un costado de la mesa. Sonrió, juntó las manos e hizo una reverencia.

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Taiju Shiba - Un santo entre siete pecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora