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Para su suerte, Rubius tuvo un servicio bastante movido, lo que mantuvo su mente tan ocupada, que tampoco escuchó su teléfono sonar diez veces cuando Vegetta lo estaba llamando.

Lo único que notó fue el pelinegro llegando con Titi de su mano cuando Rubius estaba en su descanso, el niño parecía bastante normal, lo que hizo que Rubius se sintiera igual de tranquilo al verlo.

“Te llamé pero no respondiste” Vegetta hizo una mueca.

“Joder, lo siento, día ocupado” se rascó la nuca con incomodidad, Titi fue a recibirlo de inmediato, buscando ser sujetado en brazos por el policía. “Hey chiqui, ¿tienes hambre?” el niño afirmó de inmediato, Rubius le hizo una seña a Vegetta para que lo espere mientras dejaba a Titi en el comedor.

“Muchas gracias Veg, de verdad” Rubius le sonrió y Vegetta se acercó despacio hasta darle un beso en la mejilla, descolocando a Rubius, quien no pudo evitar ponerse rojo.

“Ya me lo pagarás” le dijo coqueto y luego soltó una risita. “Nos vemos Doblas, llámame si necesitas ayuda” Rubius lo despidió y suspiró mirando a Titi, quien se llevaba un trozo de pizza a la boca, muy concentrado en su comida.

Había extrañado mucho a ese pequeño.

“¿Cómo lo llevas?” Luzu preguntó cuando vió a Rubius cargando con Titi dormido otra vez, su día había terminado, y hoy no podía dejarlo com Vegetta, así que lo llevaría a su hogar.

“No lo sé. Estuve pensando mucho” lo dejó en silla del coche para hablar con su amigo. “Me asusta no estar listo” susurró con incomodidad. Luzu le sonrió.

“Nunca estarás listo. Para lo que debés estar listo es para enfrentar a Staxx, eso lo entiendes, ¿verdad?”

Rubius miró con tristeza a los intrigantes ojos de Luzu.

Y no pudo responder.

• paul.

toy triste

not my son! • rubiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora