Toloaches, Mezcalez y Romances

Me gusta ella.

Me gusta ella porque no he encontrado otra así de pinches loca, dos cucharadas de miel y una de canela en su piel, veintiocho lunares en la espalda y tres un poco más abajo, olor a primavera y las otras tres estaciones en el espacio entre sus cejas.

Me gusta ella porque se pasa de ñoña, porque me habla de teorías y conspiraciones locas, porque adora las puestas de sol, brincar en los charcos y bailar en la cocina mientras prepara el desayuno.

Me gusta ella porque casi nunca se arregla y aún así se siente preciosa, el cabello por ningún lado, ojeras gigantes, suéteres flojos llenos de diseños horribles y un alma preciosa que brilla en colores pasteles.

Me gusta ella porque le gusta la poesía, y también los memes, pero algún defecto tendría que encontrarle, igual me vuelve loco la forma con que cierra los ojitos y le toma directito de la caguama.

Me gusta ella porque sí, digo ¿a qué clase de idiota no le haría perder la cabeza esa belleza? Mejillas rojas, un pequeño diente chueco, nariz pequeña y un putero de cuetes en el cielo cada vez que se asoma su sonrisa.