Antes de ti.

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POV. Xiao

El viento. El viento era algo que podía percibir cada vez que escuchaba esa dulce melodía a mi cercanía. El escuchar cada una de las notas entonadas por aquel instrumento tan peculiar que había escuchado antes. Sin duda alguna, se trataba de una lira. Cada vez que escuchaba esa melodía, sentía paz. Podía sentir una enorme sensación de serotonina, un escalofrío que pasaba por mi cuerpo. Realmente el escuchar su música me hacía feliz.

Habían pasado miles de años, desde la última vez que había sentido una paz interna de esa manera. Había regido el peso del odio por culpa de mis lazos Kármicos, que simplemente no podía estar tranquilo sin pensar constantemente en la prócer ansiedad que me ocasionaba el siquiera tener relación con cualquier acercamiento al contacto humano. Eso no se convirtió en un problema por un largo tiempo, ya que, había aprendido a controlar aquella ansiedad. Aquellas voces, esas voces que pedían venganza, esas voces que no pudieron ganar y deseaban ser liberadas, me atormentaban constantemente. Era sofocante, pero mi razón para vivir era tan monótona que simplemente lo había formado parte de mi vida cotidiana.

Aun así, algo había con esa especial melodía, esa especial voz. Al escuchar detalladamente aquella melodía, podía imaginarla como si fuese la primera vez que hubiese retumbado por mis oídos. Se trataba de aquella vez en el pantano Dihua. Era de atardecer, el ambiente se sentía bochornoso, el sol aún predominaba a pesar de estarse ocultando. Mi cuerpo, mi alma se sentía tan débil en esos momentos, no había nada en lo que pudiese pensar, ya que mi mente se sentía nublada. Había luchado hasta el amanecer, había sido victorioso, pero mi mente se sentía hecha un gran desastre. Lo único que podía sentir y escuchar era aquella melodía, a simple vista, sonaba como la de una flauta. Al terminar de escucharla, logré guardar la calma, mi ansiedad se había ido completamente, pero aún así me había quedado con aquella duda... ¿Quién había tocado semejante pieza? Al principio decidí no darle importancia.

Los días pasaron, semanas, incluso meses pasaron. Aún seguía escuchando esas melodías tan placenteras a mi cercanía. Varias veces intenté ver de quien se trataba, no era más que de un chico. El chico parecía ser un bardo con vestimentas casuales de Mondstadt. Me ocasionaba interés su presencia, pero aún así, no pasaba más de simplemente gozar aquellas melodías que este mismo producía. Sentía que su presencia era ligera y cálida, nunca había tratado con él, pero aún así, lograba sentirla incluso desde la lejanía.

¿Qué pasaba con este ser? Si solo se trataba de un simple humano que entonaba dulces melodías sentado en un pedestal.

Mi interés al pasar el tiempo fue creciendo. Solía pensar que era un sentimiento estúpido, realmente no solía tener sentimiento alguno además de constante agonía, eso fue hasta que comencé a sentir una constante disforia. Este chico comenzaba a apoderarse de cada uno de mis pensamientos. El estar cerca de él se sentía demasiado calmante, todo acerca de él se había hecho tema de mi interés. Pensaba intentar acercarme un poco, pero mi ansiedad abundaba. Solamente el pensar en estar incomodándolo en su estancia en Liyue, me hacía una razón para contener lo que sentía o pensaba en esos momentos.

Nuestras presencias al poco tiempo se hicieron más notorias. Solía acercarme más a aquel lugar donde éste solía dedicarse a tocar por las cálidas mañanas. Siempre había tenido un oído muy sensible, por lo que cerca de él podía escuchar incluso el sonido de sus dedos rebotando al tocar las finas cuerdas de aquel instrumento. Pensaba que tal vez debía mostrar o agradecerle por aquella vez. Aún así, este seguramente sabía de mi existencia, él solía compartir miradas conmigo en algunas ocasiones, pero nunca me atrevía a hablarle.

¿Qué debía hacer?

La pregunta permaneció en mi mente hasta aquel día...

--Hey, tú... Sé que estás ahí. --dijo el bardo firmemente mientras dejaba de tocar las finas cuerdas de su lira. Yo solo me exalté un segundo, para después pasar a esconderme detrás de un árbol que vi cerca. El pasto de aquel lugar era alto, por lo que mis movimientos bruscos hicieron mi presencia notoria. --Por favor, sal de ahí. --gritó suavemente aquel bardo. Su voz sonaba muy dulce, más dulce y chillona de lo que imaginaba. Era extraño el escuchar esa voz calmada entonando algo que no fuesen melodías, realmente me sentía algo aliviado de escuchar su sensato timbre de voz. Al sentir un poco de seguridad, asomé un poco mi cabeza, así presenciando la mirada de aquel chico. El chico se había levantado del pedestal, y se había posicionado en frente del árbol en el que estaba escondido.

𝐎𝐧𝐜𝐞 𝐦𝐨𝐫𝐞 𝐭𝐨 𝐬𝐞𝐞 𝐲𝐨𝐮; | Xiao x AetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora