Visitando a viejos amigos

485 40 9
                                    

Coloqué el último crisantemo blanco sobre la tumba de Albatros. Después de depositarlo me quedé mirándola un momento. Hace dos meses estábamos celebrando el aniversario de mi llegada a Port Mafia juntos pero ahora todos estaban muertos.

Estaba a punto de irme cuando escuché la última voz que me apetecía oír:
- ¡Hola, Chuuya! ¿Visitando las tumbas de los amigos a los que no pudiste proteger? Lamentable.

Contuve las ganas de darle una patada a Dazai ya que no me parecía apropiado pelearme en un lugar como este.

- Ni todo tu poder te sirvió para salvarlos. Eso no hace más que confirmar que eres una persona. Ninguna máquina sería tan patética.
- Ya veremos qué pasa cuando se muera uno de tus amigos... - mascullé entre dientes.
- Ah pero eso no pasará. No soy tan incompetente como tú.

En ese momento ya no me contuve y moví mi pierna a toda velocidad hacia él. Qué demonios, mis amigos me habrían ayudado a pegarle.

Dazai dió un salto hacia detrás y esquivó la patada.

- Tendrás que espabilar más si quieres golpearme - dijo con una irritante sonrisa de superioridad.
- ¿Qué haces aquí?
- El jefe me mandó a buscarte. Al parecer quiere hablar con nosotros sobre algo. Parecía que era urgente, así que no me he dado prisa.
- ¿Hace cuánto me mandó llamar? - pregunté preocupado.
- Hace dos horas - me contestó alegremente.

Maldito Dazai... Me di la vuelta y me apresuré a salir del pequeño cementerio. Antes de irme eché un último vistazo a las tumbas de mis amigos y vi que en cada una había una nueva flor, al lado de mis crisantemos pero no podía ser que Dazai las hubiera dejado, ¿verdad?

- Oye, Chuuya, ¿no estás pensando en dejarme aquí, verdad?- gritó el idiota de mi compañero detrás de mí.
- ¿Y cómo has venido? - le respondí al borde de la desesperación ante la perspectiva de tener que llevarle en la moto.
- Vine en coche - contestó con una sonrisa señalando un amasijo desvencijado al que parecía haber pasado un ciclón por encima- No era un coche muy bueno porque se rompió en seguida...

Ahora tenía muchas preguntas pero no podía pararme a cuestionar sus capacidades como conductor así que de mala gana le dije que subiera y se agarrara a mí. De buena gana le habría dejado caerse del vehículo mientras viajábamos a 200 km/h e iba gritando "¡Yujuuuuu!" por el camino pero no quería explicarle al jefe que uno de los miembros más valiosos de la Mafia estaba en el hospital por mi culpa (conociéndolo, seguro que sobrevivía y me tocaba pagar sus facturas del hospital).

Unos minutos después llegamos al edificio que ejercía como sede de la Port Mafia, la organización criminal más temida de Yokohama y nos apresuramos a subir. Su líder, Mori Ougai, nos esperaba.

Después de la tormenta [Bungō Stray Dogs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora