Cómo tratar a un acosador

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Recorrimos los jardines que rodeaban el edificio sin cruzarnos con mucha gente, parecía que la diversión estaba dentro.

Estábamos a punto de pasar al interior de la mansión cuando uno de los invitados, un hombre extranjero que llevaba un traje azul marino, me tiró de la manga.

- Oye, guapa, ¿te apetece divertirte un poco conmigo?

Era evidente que había bebido demasiado y yo no sabía si debería ruborizarme, rechazarlo educadamente, aceptar o pegarle una patada y mandarle a la luna. Ante la duda iba a elegir la última opción pero Dazai habló antes de que pudiera hacer nada.

- Lo siento, pero mi amiga ya está bien acompañada esta noche. - su tono de voz más dulce y agudo de lo normal no ocultaba lo divertida que le parecía la situación. - Así que si nos disculpa...
- Pero qué preciosidad tenemos aquí. No te preocupes, linda, también hay espacio para tí en mi corazón.

A Dazai esto ya no le pareció tan gracioso, ya que el brillo del ojo visible disminuyó pero aún así se las arregló para soltar una risa que parecía auténtica.

Nuestro acosador nos cogió a cada uno del brazo y nos estaba arrastrando lejos de la puerta cuando me harté.

Desapareció volando en el cielo nocturno antes de que tuviera tiempo de gritar. Afortunadamente, nadie se dió cuenta. No sé cuánto tiempo tardarán en encontrarle.

- ¡Chuuya! - susurró Dazai. - ¿Eres idiota? ¡No puedes hacer desaparecer a los invitados de Steve como si nada! Si me hubieras dejado un poco de tiempo le habría drogado y nos habríamos deshecho de él igualmente.

Yo me encogí de hombros y le contesté en el mismo tono.

- Seguro que nadie le va a echar de menos. Venga, date prisa. Tenemos un traidor que atrapar.

Me dirigí rápidamente a la puerta y por fin entramos. En el pasillo vimos a una pareja bebiendo y charlando pero el resto de personas parecían estar en el salón, de donde provenía una música bastante agradable y el sonido de muchas conversaciones entremezcladas.

Subíamos por las escaleras para ir al despacho de Steve, donde había más posibilidades de que se encontrase el cuaderno cuando un miembro del personal de Steve nos paró.

- Disculpen pero los invitados no pueden abandonar la planta baja. Si son tan amables de acompañarme les llevaré al salón con el resto.

Hacerle salir volando no era una opción esta vez ya que una silueta con forma de hombre en el techo llamaría mucho la atención. Además, no me parecía justo para él, que solo estaba haciendo su trabajo.

- Nuestro anfitrión nos pidió expresamente que subiéramos a su despacho para hablar. Es amigo de nuestros respectivos padres desde hace años y le gustaría conocer a sus hijas. - mintió rápidamente Dazai.
- Lamento muchísimo este lamentablemente error, - se excusó nuestro interlocutor - si es así, suban, adelante. Yo mismo les guiaré al despacho.

Se adelantó a nosotros y nos condujo a una puerta que me parecía exactamente igual a las otras seis del pasillo pero ya que se paró allí supuse que debía ser la del despacho.

Nuestro guía nos abrió la puerta y nos rogó que entrásemos en la estancia.

- El señor estará aquí en un momento así que les ruego que esperen. - y con esas palabras nos dejó solos a Dazai y a mí en el despacho.

Después de la tormenta [Bungō Stray Dogs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora