Dazai

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Me subí a un taxi que cogí fuera del edificio de la organización para ir a la fiesta. Por mí habría ido en moto pero Kōyō me dijo que alguien podría reconocerla. Dazai y yo habíamos acordado encontrarnos en el muelle que había a poca distancia de la mansión de Steve. Uf, odiaba reconocerlo pero mi compañero tenía razón. Ese apellido sonaba absurdo.

Por alguna razón empecé a pensar en cómo habría hecho Dazai para arreglarse. Si a mí me había ayudado Ane-san tal vez a él le hubiera echado una mano Mori.

De repente la imagen del jefe pidiéndole a Dazai que se probase diferentes vestidos tal y como hacía con Elise me provocó náuseas. Odiaba a Dazai pero ni siquiera él se merecía eso. Pero bueno, seguro que me lo estaba imaginando. Todo el mundo sabía que a Mori le gustaban las niñas con menos de 12 años y Dazai era un chico de 16 años. Lo más probable era que le hubiera pedido ayuda a un amigo, si es que tenía alguno.

-Señorita, hemos llegado.- anunció el taxista.

Después de pagar y de darle las gracias con un tono de voz más agudo y suave de lo normal me bajé del vehículo. No fue ninguna sorpresa el no encontrar a Dazai allí. Supongo que a mi querido compañero no le costaría nada ser puntual pero si podía dejarte esperando un buen rato para fastidiar, ¿por qué no hacerlo?

Llevaba ahí media hora esperando y ya me empezaba a preguntar si no me habría dejado plantado cuando llegó una chica. Era guapísima. Lucía un vestido negro largo con mangas abullonadas que se abría un poco al final. No tenía escote, sino un largo cuello de cisne que tapaba la garganta. Llevaba un recogido bajo con una cortinilla que le tapaba media cara pero la mitad descubierta te permitía observar un ojo castaño oscuro precioso que había sido ligeramente perfilado y unos labios coloreados por un carmín rojo.

Llevaba un rato mirándola con cara de atontado cuando caí en la cuenta de que si estaba allí debía tratarse de Dazai.

- ¡CHUUYA! ¿No te han dicho que es de mala educación mirar tan fijamente a una dama? Al menos podrías disimular que te gusto.

Esa irritante voz deshizo el encanto. Definitivamente era Dazai. Además, se le había movido un poco el pelo debido a la brisa y se le veían ligeramente las vendas de su cara. Ya me parecía imposible que accediese a quitárselas.

- ¿Y A TI NO TE HAN ENSEÑADO QUE HAY QUE SER PUNTUAL? - había decidido que gritarle era la mejor forma de disimular.
- Venga ya, Chuuya. Ni siquiera un tío que se apellida Steve se creería que eres una chica si hablas en ese tono.- mientras Dazai hablaba se movió elegantemente hacia un lado para esquivar mi patada. - ¿Ya te has tranquilizado? Venga, vámonos que Steve nos está esperando.

Conteniendo una maldición le seguí. Después de andar un poco nos encontramos frente a la puerta de la verja que conducía al jardín de la mansión de Steve, donde un portero revisaba si los nombres de las personas que intentaban entrar se encontraban en la lista de invitados.

Nos acercamos a él y le dijimos nuestros supuestos nombres.

-¿Señoritas Nakamura Rio y Takagi Yasu? Sí, parece que están invitadas. Entren, por favor. - nos pidió el portero tras echarle una ojeada a la lista.

Y tras conseguir su aprobación, atravesamos la puerta y entramos en la fiesta de Steve.

Después de la tormenta [Bungō Stray Dogs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora