Se le había quedado tan impregnado en la memoria aquella dama de reservadas palabras que, mientras caminaba, había estado planeando visitar a la señorita Georgiana como excusa para tener alguna posibilidad de invitarlas a ambas a dar un paseo y así conocer a la más grande.
—Te han visto con Margareth Middleton —escuchó decir a su madre apenas entró al comedor—: ¿Es eso cierto?
—¿Cómo ha estado su tarde, madre? —dijo él, con sarcasmo.
—Ya hablaremos de eso más tarde —dijo ella, al borde de la histeria—. Entonces, responde, ¿es cierto que estuviste con la señorita Middleton?
—Bueno, si lo que quieres saber es si he estado toda la tarde con ella, temo decirte que no fue así. —expresó él, mientras tomaba asiento—. Pero si te refieres a nuestro paseo en bote, en ese caso, sí, he estado con ella.
—¡Es maravilloso! —exclamó la señora Basset, sonriendo—. Supongo que te ha agradado bailar con ella.
—Así es, es una compañía espléndida —dijo él, en acuerdo con su madre—. He disfrutado hablar con ella, es tan agradable como su hermana, más silenciosa, pero eso le da puntos para ser una persona agradable.
—La señorita Georgiana es un espíritu libre —concordó la señora, asintiendo mientras se llevaba un trozo de carne a la boca y se le vino a la mente un suceso de lo más increíble—. Hijo, me estaba preguntando, ¿piensas cortejar a la señorita Margareth?
La señora Basset se esperaba cualquier reacción de su hijo, tal vez desconcierto o una risa divertida, pero en cambio, se sorprendió del ruido sordo que provocaron los cubiertos sobre la mesa y observó con sorpresa a su hijo. Estaba con los ojos bastante abiertos, como si el comentario que su madre acababa de hacerle fuera una noticia terrible.
—¿Crees que he podido dar esa impresión? —preguntó él, en un susurro—. Sé que ella no estaba con chaperona y estaba con sus hermanos, ellos dieron su permiso para que diera el paseo conmigo; pero espero no haber dado esa sensación. Yo solo deseaba conocerla ya que la noche anterior su hermana me sugirió conocerla.
Su madre no daba crédito a los pensamientos de su único hijo, por lo que dio un suspiro y dijo:
—Bueno, es un detalle agradable saber que tenías intenciones de conocerla —expresó ella, con una leve sonrisa—. Es una chica poco popular en la sociedad matrimonial, lo cual es injusto porque es una joven con aptitudes para ser una muy buena esposa y que nunca hayan pedido su mano en matrimonio, es una verdadera pena.
—Madre —dijo él, pensativo tras recordar algo que había sucedido esa misma tarde—: ¿Usted sabe por qué la señorita Margareth ha realizado una larga estadía en Pembroke?
—No, en realidad no tengo información sobre eso —dijo su madre, con una leve inclinación de hombros—. Solo sé que lady Middleton excusaba la presencia de la joven sobre problemas de salud debido a la contaminación de la ciudad —explicó. Entonces frunció el ceño—. Pensándolo bien, me resulta curioso que desapareciera por meses ya que cuando regresaba, eran pocas las ocasiones que la veía en público y creo que antes de marchar, todos hablaban de que una de las hijas parecía más delgada o demacrada. La verdad, no recuerdo bien los rumores que circulaban hace tres años.
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Al Hombre Que Amo [#1]✔️
Historical FictionEn una Inglaterra del año 1839, una joven hermosa y tímida, hija de los condes de Pembroke, era conocida por pocas personas ya que mantenía un bajo perfil y, es por ello que él jamás había recaído en su presencia. Esta es una historia de un amor pre...