Un Beso Furtivo

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En el camino de regreso a casa, me encuentro con un inesperado obstáculo: el tráfico se ha detenido debido a algo importante. Con una creciente preocupación en mi voz, decido llamar a mi madre para informarle de la situación.

Ella responde al teléfono, y en su voz puedo percibir su conocimiento sobre la situación. — Pues te recomiendo que llegues, ya conoces a tu padre y sabes que odia que lleguemos tarde —me dice con un tono de advertencia.

— Lo sé, madre, lo intentaré —le respondo frustrada antes de colgar el teléfono. La presión de la responsabilidad y la expectativa de mi padre se ciernen sobre mí mientras intento desesperadamente llegar a tiempo a esa importante cena que me espera en casa.

Frustrada por el tráfico y la posibilidad de llegar tarde a la cena importante en casa, toco un panel a mi izquierda y me dirijo al chofer con urgencia. — ¿Falta mucho? Necesito llegar antes de las ocho, si llego tarde ya sabes a quién despedirán —le digo, dejando en claro la gravedad de la situación.

El chofer me responde con preocupación evidente en su voz. — Perdone, yo no puedo hacer nada, parece que detuvieron el tránsito por algo, un accidente al parecer; hay muchas patrullas, señorita —me informa.

Sus palabras me inquietan aún más. — Rayos —murmuro con frustración mientras observo la intensa lluvia que cae afuera, dificultando la visibilidad de la ciudad. Sin embargo, un rótulo luminoso de un famoso restaurante me indica que estoy a más de quince minutos de casa. La mansión se encuentra en una montaña alejada del centro de la ciudad, desde donde se puede ver toda Nueva Era.

En ese momento, una idea pasa por mi mente. Bajo el vidrio del auto y miro detrás del vehículo, notando que la tienda de Skates Air aún está abierta. La posibilidad de encontrar una solución en ese lugar me da un rayo de esperanza en medio de la desesperación.

Decidida a tomar las riendas de la situación y llegar a tiempo a la cena, toco el panel del auto con determinación y anuncio al chofer que no tengo tiempo que perder. Su respuesta llena de temor me hace dudar por un momento, pero no puedo permitir que su miedo me detenga.

— ¡No puede! ¡Si llego sin usted me despiden! —exclama el chofer, evidentemente preocupado por las consecuencias de mi decisión.

Suspiro y toco un botón que activa una pantalla que me permite ver al chofer. — Aquí detrás hay algo que me ayudará a llegar a tiempo, así que tú llega cuando puedas —le digo con una sonrisa decidida. Abro la puerta y salgo del auto antes de que tenga la oportunidad de detenerme o discutir más.

Corro lo más rápido que puedo, abrigándome con la gabardina que siempre tengo en el auto. A pesar de mi determinación, me doy cuenta de que aún estoy descompuesta y mareada por lo sucedido anteriormente. El frío de la noche se cuela entre los pliegues de mi gabardina, pero no me detengo.

Finalmente, llego al ventanal de un restaurante cercano, donde me recuesto para recuperar el aliento. Observo al chofer del auto, el hombre que me persigue, salir con precaución del vehículo. Su mirada busca desesperadamente a su presa, pero aún no me ha detectado. La adrenalina corre por mis venas, y sé que no puedo perder tiempo si quiero escapar.

Sin pensarlo dos veces, me dirijo a la tienda de Skates Air antes de que él pueda seguirme. Conozco este lugar de mis visitas anteriores, ya que Max me ha invitado varias veces. A él le gusta este deporte arriesgado, y siempre lo acompaño cuando quiere comprar un nuevo skate. Sin embargo, esta noche la tienda parece estar más vacía de lo normal.

Sé que suena una campana peculiar cada vez que entra un cliente, así que intento pasar desapercibida mientras me dirijo hacia una pared de exhibición, tratando de ocultar mi identidad por el momento. Mis sentidos están alertas, cada paso es silencioso y calculado. La tensión en el aire es palpable, y estoy consciente de que cada segundo, cuenta.

Utopía Oscura (Saga Guardianes Oscuros)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora