Rapto en la noche

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Luego de dejar a Roxin, llegué a casa un poco tarde debido a un incidente en el camino que involucró a un automóvil y un Envolaire, son jóvenes encargados de entregar mercancía, y su uniforme es parte integral de su singular medio de transporte. Este atuendo funciona como una especie de armadura, al activar un pequeño dispositivo, toda su ropa se transforma en un vehículo de uso individual. Equipados con propulsores y cascos, confían en sistemas de GPS para llegar a su destino. Sin embargo, su destreza para desplazarse a altas velocidades y maniobrar en espacios reducidos los convierte en candidatos frecuentes para accidentes, y suele ocurrir al menos uno diariamente.

Una vez en casa, me encontré con la inusual presencia de mi padre junto a la chimenea, lo cual era prácticamente un acontecimiento milagroso, ya que rara vez se hallaba allí. Mi padre, un hombre sumamente ocupado con cabello negro y ojos cafés extremadamente claros, casi tan penetrantes como los de Max, parecía reflejar en su mirada el agotamiento y la responsabilidad que conlleva dirigir una empresa de gran envergadura. A lo largo de mi vida, mi padre nunca había sido particularmente cariñoso, pero tenía la certeza de que podía contar con él cuando lo necesitaba. Al verlo en ese momento tan tranquilo, decidí entrar en silencio, respetando su espacio.

— Sami, ¿cómo estuvo tu día? — mi padre preguntó cariñosamente, utilizando el apodo que siempre me había dado, aunque últimamente no lo pronunciaba tan seguido como me habría gustado.

— ¿Cómo me escuchaste? — pregunté con una expresión de sorpresa en mi rostro. Él me respondió con una cálida sonrisa, reminiscente de los tiempos en que era una niña.

— No eres tan silenciosa como crees — me llamó a su lado. Me acerqué a la chimenea y empecé a jugar distraídamente con unas figuras de porcelana, tratando de ocultar mi mal humor.

— Está bien, me has atrapado. Mi día estuvo... aceptable —respondí con un toque de fatiga en mi voz.

— ¿Aceptable? ¿Me puedes decir qué significa eso? —Mi padre dejó a un lado el libro que tenía entre manos y concentró toda su atención en mí.

Le sonreí y me acerqué, tomando asiento junto a él. Poco después, Lisa apareció con dos tazas de chocolate caliente y se encargó de llevar mis cosas a la habitación. Le relaté a mi padre los acontecimientos del día, omitiendo los detalles más específicos. Luego, sentí la urgencia de preguntarle acerca del escudo de armas de la familia que había visto en el holograma esa mañana. A menudo, mi padre solía cambiar de tema cuando tocábamos este asunto, pero en esta ocasión, compartió algo que marcaría el inicio de lo que llamo "mi verdadero futuro".

— Voy a contarte una historia sobre nuestros antepasados. Ese escudo fue creado hace casi un milenio y ha perdurado a lo largo de la historia de la humanidad. Ha resistido en momentos de adversidad y alegría que la humanidad ha enfrentado. Por eso es tan significativo para nuestra familia y por eso debes cuidarlo y sentirte orgullosa de él — me narró, con una solemnidad que parecía sacada de uno de sus libros.

Justo cuando estaba a punto de hacerle más preguntas, mi padre soltó una risa al ver mi expresión incrédula. Luego, se puso de pie y se encaminó hacia su habitación, pero antes de marcharse, me dio un tierno beso en la mejilla.

— Descansa, recuerda que tu cumpleaños se acerca —me recordó antes de retirarse, dejándome sola junto al fuego.

Permanecí en silencio durante un rato, tratando de procesar lo que mi padre había compartido sobre el escudo de armas. Durante unos diez minutos, la sala estuvo envuelta en un tranquilo y apacible silencio, con el único sonido de la madera que se consumía en la chimenea. Sin embargo, Lisa rompió ese momento de calma.

Utopía Oscura (Saga Guardianes Oscuros)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora