Daphne Tyson, una chica con una vida normal, una adolescente como cualquier otra. Vive en un pueblo pequeño de Indiana, Hawkins, con su abuela, un pueblo en el que supuestamente "no pasa nada".
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Capítulo 22: Atrapados
Me desperté con un dolor de cabeza tremendo. Miré a mi alrededor y vi una sala cerrada, con nada dentro, solamente una mesa de metal con cosas arriba. Quise moverme, pero noté mis manos atadas a los lados de la silla. Cuando me giré, vi a Robin atada a otra silla, pegada a la mía. Estaba todavía inconsciente.
— Robin — la llamé y escuché un breve gemido de dolor por su parte — Robin, oye — moví la cabeza para darle en la espalda — ¿Estás bien? — pregunté.
— No sé — dijo y suspiró — ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estamos? — preguntó totalmente confundida.
— Uno de esos rusos nos atacó. Dustin y Erica llegaron a escapar pero a nosotros nos atraparon — expliqué y bufé, quejándome del dolor de cabeza.
— Estamos atadas — aclaró Robin y yo asentí — Estamos atadas en el laboratorio de unos rusos locos — dijo.
— Cosas mas locas he vivido — expliqué y tragué saliva — ¿Has visto donde se han llevado a Steve? — pregunté, ya que no estaba ahí con nosotras.
— No, no — noté nerviosismo en su tono de voz — ¿Qué es todo esto, Daphne? ¿Qué es ese portal? — dijo y yo suspiré.
— Es largo de explicar — añadí y me mordí el labio nerviosa — En resumen: es un portal a una dimension paralela de Hawkins, una dimensión en la cual hay varios tipos de monstruos — expliqué y, como era de esperar, no obtuve respuesta — Se que es... extraño. Pero te estoy diciendo la verdad —
— ¿Ya habéis peleado con esos "monstruos"? — preguntó.
— Dos veces. Una hace dos años y la otra hace unos meses — bufé recordando todo — No fue agradable — aclaré y noté como asintió — Necesitamos salir de aquí — añadí.
La puerta se abrió en ese momento, mostrando a dos guardias. Uno de ellos llevaba a Steve, dejándolo en el suelo tirado.
— ¡Steve! — gritamos Robin y yo al unísono, pero el no contestó ya que parecía inconsciente — ¿Que le habéis hecho? — les pregunté de mala manera.
— ¡Cállate! — exclamó uno de ellos y me dio una bofetada.
— ¡Daphne! — dijo Robin y el guardia la miró.
— Estoy bien — añadí, con miedo por si algo le hacían a Robin.
Agarraron a Steve y lo ataron a otra silla, la cual después ataron a nuestro lado. Estábamos los tres ahí, atrapados, sin manera de salir. Pies y manos atadas, con varios golpes, sim fuerza, sin armas. Nada. Estábamos solos en un laboratorio ruso sin salida.
— No lo toques — dije, al ver que el que suponía que era el jefe, agarraba del pelo a Steve, forzando a que lo mirara — ¿Steve? — añadí cuando lo soltó — ¿Me oyes? — comenté preocupada.
