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STRANGER THINGS
SEASON 4

STRANGER THINGSSEASON 4

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Capítulo 31: Pasado

Daphne

Salí por el portal y vi a Steve, que lo estaban ahogando unos murciélagos extraños. Mi primer instinto fue agarrar uno de los remos de la barca que también había en el Upside Down, correr hacía él y aplastar a esa criatura. Dejando a Steve libre.

— ¿Daphne? — me miró mientras yo recuperaba el aliento — ¿Qué haces aquí? — preguntó y se acercó a mí.

— No te iba a dejar solo — sonreí y vi como por detrás se acercaban mas murciélagos — ¡Cuidado! — aparté a Steve y le di un remazo a uno de ellos, dejándolo en el suelo y clavándole el otro lado del remo, matándolo.

— Hola — dijo Nancy, que había matado a uno de los que me iba a atacar a mí. Tenía detrás a Robin y a Eddie.

Suspiré preocupada al verlos ahí. Iba a decirles algo, pero aquellas criaturas no dejaban de atacarnos y era imposible hablar en ese momento. Venían de todas partes, se enganchaban a cualquier zona del cuerpo y te mordían. Eso le hicieron a Steve en el estomago.

Corrí hacía él y se lo saqué de encima con la ayuda de Robin, que le aplasto la cabeza.

— ¡Nancy! — gritó Robin al ver que tenía uno enganchado, yo corrí a ella y tiré del murciélago que tenía enganchado.

— ¡Hijo de puta! — grité y lo agarré, tirándolo al suelo y aplastándolo varias veces con el remo.

Después de varios minutos, terminamos con todos los que habían ahí. O eso creíamos.

— Steve — me acerqué al ver que se llevaba su mano al estomago, que sangraba. Además también le salía sangre de la boca — Madre mía — suspiré y lo giré, para que me mirara.

— ¡Me cago en todo! — gritó Eddie asustado y tiró uno de los remos al suelo, de mal humor.

— ¿Estás bien? — pregunté volviendo mi mirada a Steve.

— Me han dado para el pelo — bromeó y los dos soltamos una pequeña risa, para después mirarnos directamente a los ojos — Pero, quitando eso, estoy de maravilla — añadió y sonreímos.

— Oye — nos llamó Robin, que estaba investigando a esos bichos — ¿Creéis que estos murciélagos tienen la rabia? — preguntó.

— ¿Qué? — dijo Steve confundido.

— Le tengo pánico a pillar la rabia y creo que deberías ir al médico enseguida — habló dirigiéndose a Steve — Porque, en cuanto empiezan los síntomas, ya estás perdido — aclaró y Steve y yo nos miramos.

De pronto, un chillido se escuchó a lo lejos. Nos giramos a ver, y nos dimos cuenta que se acercaba una bandada de murciélagos a lo lejos. Los rallos rojos que se veían mostraban que con ellos no podríamos, eran demasiados. Nos acercamos los cinco y miramos al cielo.

chaotic // steve harringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora