Daphne Tyson, una chica con una vida normal, una adolescente como cualquier otra. Vive en un pueblo pequeño de Indiana, Hawkins, con su abuela, un pueblo en el que supuestamente "no pasa nada".
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Capítulo 35: Últimas confesiones
Daphne
Después de salir corriendo con la caravana de aquella tienda, y volver de nuevo al barrio de caravanas, sin antes dejar a Max, Erica y Lucas en la antigua casa de Victor Creel, para poner en marcha el plan que teníamos pensado para matar a Vecna y acabar con esa pesadilla de una vez por todas.
Entramos en la caravana de Eddie, sin que nadie de los alrededores se enterase, y ahí estuvimos unos minutos repasando el plan, a través del Walkie para comunicarnos con los demás en todo momento. No quería admitirlo, pero estaba aterrada.
— A ver. Vamos a repasarlo una vez mas — habló Nancy, la cual desde lo que le había pasado con Vecna, estaba algo mas nerviosa. No la culpaba — Fase uno —
— Quedamos con Erica en el parque. Les dará la señal a Max y a Lucas al llegar — explicó Robin.
— Fase dos — dijo Nance y nos miró.
— Max... — tragué saliva y suspiré — Atrae a Vecna. Para atacarla deberá entrar en trance — el miedo de perderla volvió, pero esta vez era mucho mas fuerte.
Noté como Steve, que estaba a mi lado, rozaba mi mano con su pulgar, para intentar calmarme. Lo miré y sonreí, a lo que él hizo lo mismo, pero los nervios seguían ahí.
— Fase tres — siguió Nancy.
— Yo y Eddie alejamos a los murciélagos — aclaró Dustin y Eddie le revolvió el pelo al mas pequeño, lo cual hizo que el corazón se me estremeciera.
— Fase cuatro —
— Entramos en ma guarida de Vecna y... — comentó Robin mientras meneaba la botella de alcohol para quemar en la mano — Flambé — dijo y asentimos.
El plan lo sabíamos a la perfección, lo que nos preocupaba era la ejecución de este.
— Que nadie pase a otra fase sin habernos comunicado — aclaré nerviosa — Nadie se desvía del plan, pase lo que pase — añadí mirando a todos de vez en cuando — ¿Entendido? Esta es nuestra última oportunidad — ellos asintieron y yo suspiré.
Pasamos al salón, donde estaban las sabanas colgadas en el portal del salón, tal y como las habíamos dejado cuando salimos. Steve fue el primero el cruzar, para poner un colchón debajo del agujero y que los demás no nos cayéramos al suelo.
Cuando los demás cruzamos, salimos de la caravana del Upside Down. Yo de nuevo empecé a sentir una sensación rara en el pecho, era el lugar, aquel sitio era horrible y estar ahí por mucho tiempo no era lo mas agradable. O eso creía.
— Oye — frené antes de separarnos de Eddie y Dustin — Si las cosas se tuercen, sea como sea, abortad — expliqué y ellos me miraron mientras asentían — Solo debéis atraer a los murciélagos. Los distraéis dos minutos y nosotros vamos a por Vecna, ¿sí? No os hagáis los heroes o algo por el estilo — señalé advirtiéndolos.
