56.- ¿Por qué ahora?

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Hace 2 años, antes de...

Janet

Fueron días difíciles tratando de acostumbrarse a la situación, Gina y Adrianne estaban muy tristes por obvias razones, toda su vida habían estado cerca de él, y de un día para otro tuvieron que acostumbrarse a la ausencia. Adrianne no pudo ausentarse por mucho tiempo de la empresa, ya que ahora tendría que hacerse cargo de todo, solo se tomó unos días y con la ayuda de Paul pudo hacerlo. Tomé la decisión de que ya era hora que yo también volviera a trabajar, no podía dejarla sola y tenía que brindarle todo mi apoyo.

Cuando volvimos se había organizado en la empresa una pequeña junta, con motivo de despedir cómo se merecía al Señor Spencer. Era la primera vez que Adrianne se presentaría tal cual como la nueva jefa y estaba muy nerviosa, tardó más de lo acordado en prepararse para salir de casa y en todo el camino no dejó de mover su pierna nerviosa.

—No puedo hacer esto —soltó en cuanto entró a su oficina dejando su bolsa. Se puso a caminar en ella como si fuera un león enjaulado.

—Sí puedes.

—No, no puedo.

—Sí puedes.

—¡No puedo!

—Siempre bromeábamos que te creías jefa, ¿no? Pues ahora es una realidad. Es hora de que te lo creas de verdad.

—Tengo miedo —se dejó caer a su silla de manera dramática y puso sus manos en su cara —Qué pasa si lo hecho a perder.

—No lo echaras a perder. —La tomé de las mejillas y las apreté un poco para que me mirara. Le dediqué una sonrisa. —Todo va a estar bien, y yo voy a estar ahí para ti. Tranquila bonita.

Respiró nerviosa, no le gustaba mostrarlo, pero siempre se ponía nerviosa cuando tenía que hablar en público. Salimos de la oficina y fuimos al baño porque pensó que vomitaría, pero no lo hizo. Fuimos al lugar donde sería la junta, básicamente estaba todo el personal de la empresa, incluso los de mantenimiento se encontraban ahí, vio a toda la gente y tuvo la intención de escapar, pero no podía hacerlo, esta vez no. Primero subió Paul, dio una pequeña introducción de lo que se hablaría y le dio la bienvenida a la nueva jefa, aligerando un poco el ambiente de tensión. Se subió al podio dónde dio inicio al homenaje para su abuelo, habló y comentó algunas anécdotas, contando como con poco dinero en su bolsillo había logrado crear un gran Imperio, a base de esfuerzo y constancia en su trabajo. Mientras hablaba sobre él sus ojos brillaban al recordarlo. Había sido un buen padre para ella y un gran ejemplo a seguir.

Justo en ese momento, cuando la vi arriba, supe que ya no quería estar mal, ya no quería sentirme triste, necesitaba ayuda y lo sabía, iría con un psicólogo porque quería sentirme bien, quería estar bien, así como ella estaba luchando para mantenerse de pie, yo igual lo haría, sería un trabajo constante, y sé que me dolería, probablemente toda la vida, pero lo haría por las dos.

La pequeña junta terminó con un aplauso por parte de todos los presentes, rápidamente le dieron a saber que desde ese segundo la veían y respetarían como jefa y le dieron confianza, a comparación de como subió al podio, bajó con una sonrisa en la cara y caminamos a la oficina.

—Lo vez, todo salió bien —le dije una vez estuvimos dentro de la que a partir de ahora sería su antigua oficina.

—Sí, creo que no estuvo tan mal —le sonreí y se acercó a mí, me tomó de la cintura y me acercó a ella —. Gracias amor, gracias por siempre estar.

—Y siempre estaré —la acerqué más y la besé.


Tiempo actual.

Without youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora