38.- Días difíciles

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Janet

He estado evitándola todos estos días, procuro no abrazarla y no dejarla que me abrace, no la beso y no dejo que me bese, aunque a veces es inevitable. He tratado de no acercarme demasiado, procuro no dormir con ella, solo me siento a su lado y espero a que se duerma para poder irme a otra habitación, o me siento en el piso del lado de la cama para verla dormir, le digo que no quiero ir a la oficina con ella porque es aburrido no hacer nada y me quedo en casa, aunque lo que pretendo es que se vaya acostumbrando a mi ausencia de nuevo.

He intentado desaparecer, ser como era al principio, antes de dejar que me viera. La primera vez que lo hice no dejé que me viera más o menos por 3 horas, aunque siempre estuve frente a ella, me buscaba confundida, pero estaba tranquila. Volví a intentar otro día, desaparecí más o menos 8 horas, la veía intranquila, volteaba para todos lados y me llamaba de vez en cuando en voz alta, movía su pierna nerviosa y se mordía las uñas, no dejaba de llamarme con el pensamiento.

Me pareció buena idea desaparecer un día entero, no me vio al despertar y se fue a acostar sin mí, pero no durmió, se la pasó moviéndose en la cama más o menos hasta las 3 am. Al despertar en la mañana sin mí a su lado empezó a alterarse, respiraba agitada y se tomaba la cabeza de vez en cuando, se puso a gritar mi nombre, al no recibir respuesta me buscaba en las habitaciones, yo solo la observaba en una esquina de la sala, empecé a sentir angustia en mi interior, creo que era lo que ella estaba sintiendo. Poco a poco se le quebró la voz y estaba por ponerse a llorar.

Ya no pude más, me hacía sentir cruel hacerle eso, me dejé ver de nuevo, aparecí ante ella y dio un suspiro enorme y se lanzó a mis brazos a punto del llanto.

—Creí que te habías ido —lloriqueó con su cabeza escondida en mi cuello.

—Adrianne yo...

—Prométeme que no te irás... que no desaparecerás... Prométeme que no me dejarás otra vez.

Me dio justo en mi corazón.

Solo la seguí abrazando hasta que se calmó, no le respondí. Nunca le haría eso, no desaparecería, así como así, pero de quedarme para siempre... eso no lo sé.


Han sido días muy difíciles para mí, por alguna razón me siento cansada todo el tiempo, siento enojo y mucha ira, cada día siento más rencor por las personas que me arrebataron la vida, yo estoy aquí sintiéndome cada día peor y ellos están... vivos... es lo único que envidio de ellos.

Ellos son los únicos culpables de todo, son los culpables de que yo esté atrapada en este plano, son los culpables de todos mis sentimientos negativos, que son los únicos que me inundan últimamente.

Ya no quiero estar aquí.

Ya fue suficiente.

Si había algo pendiente o alguna lección que aprender...

No la entiendo.

Y no la entenderé jamás.

Ya es suficiente.

He ido a la oficina con ella sin que se dé cuenta, creo que percibe mi presencia, pero no dejo que me vea, ya que es más aburrido quedarme en casa que estar en la oficina sin hacer nada. Creo que no soy un espíritu bueno, ya que me la paso molestando a Paul, le muevo las cosas de lugar o le escondo los papeles importantes que tiene que entregar, es bastante divertido verlo preocupado y confundido. Se que no está bien, pero realmente no hay mucho que hacer aquí y siempre termino poniendo las cosas donde estaban.

A ella la he visto con Brahms y se ve...

Se ve bien.

Se ve contenta.

Without youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora