💜 Pide un deseo 💜

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—novecientos noventa y nueve —contaba un rubio bastante concentrado mientras doblaba el papel frente a él. —¡genial! Ahora solo falta el mil y podré pedir mi deseo.

De manera mecánica llevó su mano hasta donde tenía las hojas de papel llevándose la sorpresa de que no quedaba una sola, tanteo asustado los alrededores de la mesa sin querer mirar para comprobar que efectivamente el papel había desaparecido de su sitio ¿había contado mal? Imposible, se aseguró de contar tres veces las mil hojas de papel para poder terminar aquellas grullas sin interrupciones en ir a buscar más, suspiró derrotado estampando su cabeza contra la mesa definitivamente era un idiota.

—oye

—no es nada de tu incumbencia —intentó sonar lo mas molesto con el fin de alejar al curioso junto a él.

—y pensar que te veías más agradable el día de tu serenata improvisada, creo que me equivoqué

Se quedó helado, nadie sabía de su intento fallido de aquella noche y como había salido despavorido del lugar porque su maestro lo había ahuyentado ¿no podía ser él verdad? ¿Realmente Shinso le estaba hablando? Se puso de pie de manera abrupta mirando al contrario como si fuera un fantasma, algunas grullas cayeron al piso llamando la atención del ojivioleta.

—se te cayeron —señaló.

—Kaminari

—¿qué? —lo miró extrañado.

—mi nombre... soy Kaminari, Kaminari Denki —extendió su mano.

El de mayor estatura lo miró de pies a cabeza, era la primera vez que alguien de su edad le extendía la mano pero no la tomó. Su desconfianza era más grande que todo.

—Shinso.

—yo emm este me preguntaba si ¿de casualidad no viste una hoja de papel corriendo por ahí?

—las hojas no corren.

Quería darse de tumbos contra la mesa, el chico frente a él o tenía el humor muy roto o no contaba con sentido del mismo, estaba siendo demasiado serio y eso solo lo hacía quedar más como idiota.

El de mayor estatura sólo negó con diversión ante las caras que hacía el chico frente a él. Era todo un caso; como una caja sorpresa, no sabías lo que había dentro del colorido artilugio hasta que te dabas a la tarea de abrirlo.

El timbre anunció el final del receso, como pudo el rubio recogió todas las grullas de papel en una bolsita mientras observaba a su enamorado alejarse sin siquiera despedirse de él. Pero lo comprendía no eran amigos, solo era el rarito que montó todo un espectáculo fuera de su casa y que hizo enfadar a su padre el cual irremediablemente lo había castigado con tareas extra.

Llegó hasta su salón cabizbajo por no poder entablar una conversación decente con aquel chico ¿por qué era más fácil coquetear de broma?

—¿te encuentras bien viejo? Tienes cara de estar extriñido —se burló el joven Hanta a su lado.

—no estoy de humor para tus bromas, he tenido un día horrible primero no completo mis mil grullas para pedir mi deseo, después no puedo hablar con mi crush sin parecer un idiota y ahora tú me estas jodiendo con tus estúpidos comentarios.

—vaya... ¡espera! ¿estamos hablando de ese crush?

—si ese crush, el único que tengo ¿y el profesor Aizawa?

—salió por un momento

Denki se dejó caer desganado en el pupitre vaya día que estaba teniendo, al menos llegando a casa podría tirarse en su cama y enterrar la cabeza en la almohada.

La puerta del aula se abrió dando paso a dos personas, el profesor seguido de Shinso.

—bien clase, él es Shinso Hitoshi y a partir de hoy será su nuevo compañero, sean amables.

Denki se encogió en su asiento si bien le gustaba mucho el chico en ese momento solo quería que se lo tragara la tierra, deseaba regresar el tiempo y jamás haberle dicho a sus amigos a cerca de sus sentimientos pues estos ya se encontraban comiendoselo con miradas burlonas, no iban a desperdiciar la primera oportunidad de ir a sacarle información al ojivioleta.

Una repentina oleada de ansiedad lo invadió ¿sus amigos eran capaz de dejarlo en completo ridículo? Eso era algo que fácilmente podía hacer sin ayuda pero por primera vez quería evitar a toda costa cualquier desperfecto hacía su persona.

Nada, no ocurrió ninguno de los miles de escenarios catastróficos que había ideado en lugar de responder el cuestionario de algebra frente a sus narices.
Ni Sero bajandole los pantalones, ni Mina gritando a los cuatro vientos que Denki estaba enamorado de alguien de la clase.
El timbre de salida fue aquello que logró relajarle, guardó lo más lento posible todas sus pertenencias con el fin de ser el último en salir del aula, se quedó casi de piedra cuando escuchó su voz.

—se que está algo fea pero dijiste que te faltaba una.

Miró al chico y después movió su mirada hasta la grulla de papel que había depositado en el pupitre. Era de color morado y estaba demasiado arrugada, producto de intentos fallidos por doblarla de manera correcta.

—gracias —le sonrió.

—bueno ya sabes que hacer —se despidió agitando la mano.

Pensó muy bien aquello que iba a pedir, había cientos de cosas que deseaba no podía decidirse por una sola. Si tenía que hacer millones de grullas con tal de obtener todo estaba dispuesto a ello pero al ver aquella pequeña grulla que sobresalía entre todas las amarillas supo que no necesitaba de cosas materiales en ese momento.
Llevó sus manos que aún sostenían aquel origami hasta su pecho, cerró los ojos y con toda la fe del mundo pidió su deseo.

Que ambos tengamos felicidad, salud y amor de sobra.


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Baúl de recuerdos [Fluffytober]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora