Me encontraba en un taxi solo, estaba yendo al aeropuerto pues ya habían pasado los días y hoy era el día donde iría a Canadá, era la primera vez que salía del país por lo que estaba algo nervioso y al mismo tiempo ansioso; no podía creer que iría a otro país así de fácil, muchas cosas llegaron a mi cabeza, eran sobre mi pasado, lo lejos que llegue a pesar de que una vez intenté morir, día donde lo conocí a el; sinceramente lo consideraba alguien más, no por qué este en mi mente no lo considere una persona, se sentía una separación entre ambos tan grande.Al llegar pague el taxi sacando mis cosas de la maleta, tomé mis cosas y me encamine a la entrada, buscaba a Ulises con la mirada por todo el lugar, habíamos acordado encontrarnos en el lugar pero de seguro ya estaba adentro, siempre era el primero en llegar. Casi entrando me choqué con alguien haciendo que ambos nos fuéramos al suelo ya que yo estúpidamente me trabe los pies con mi maleta, me siento en el suelo intentando procesar lo que acaba de pasar y en eso escucho una voz aparentemente de una chica —¿Puedes fijarte por dónde carajos vas?— eso me sacó de mi buen humor y apreté la mandíbula.
—¿Por qué tú no te fijas por dónde caminas?— Me levanté tomando mis cosas y cuando volteo a ver a aquella persona, lo primero que vi fue a una rubia que sacudía su ropa, me acerque a esta de forma amenazante y me detuve en seco al ver sus ojos, estaba paralizado, sentí que el tiempo se detuvo, un escalofrío recorrió mi cuerpo haciendo que se erice, estaba aturdido, el ambiente se sentía totalmente tenso y ya nada a mi alrededor importaba —Tus... ojos— apenas y pude hablar, estaba asombrado, nunca antes había encontrado a alguien con los ojos como los míos, unos peculiares ojos grises, ella también parecía estar igual que yo, solo podía pensar —¿Qué carajos está pasando?—.
Salimos del trance al escuchar que gente que acompañaba a la rubia la llamó a ella, sentí que recién pude respirar y di un paso hacia atrás sintiendo una mano en mi hombro, volteo a ver quién era y obviamente era Ulises —¡Ey!, estás pálido, ¿Qué pasó? ¿Qué haces acá en la entrada?— Volteo y veo de reojo a la rubia que me estaba mirando también —¿La conoces?— pregunta curioso.
—No, vámonos— Respondí serio tomando bien mis cosas y entré a la zona de espera, me senté intentando calmarme y coloque mi mano sobre mi pecho sintiendo como mi corazón latía con fuerza, miré hacia la nada pensando por qué me había pasado eso, no había razón alguna del por que reaxxione de tal manera, solo sacudí mi cabeza reiniciando mis sentidos y emociones. Pasaron varios minutos mientras yo solo miraba todo el lugar con algo de aburrimiento; en eso justo frente a mi paso alguien que llamó mi atención por su peculiar pelo de color blanco; me le quedé viendo y nuestras miradas conectaron, me sentí frío sintiendo al mismo tiempo como un chispazo por todo mi cuerpo, sus ojos también eran grises, no comprendía cómo de la nada ya había visto a dos personas como el y su cuerpo se sintiera de esta manera, salí de mi trance más rápido y mire el suelo.
Parecía que el impacto también lo recibió el por que parecía desorientado de la nada; mi respiración estaba agitada, no comprendía que pasaba, estaba pálido, me pase la mano por la frente viendo que estaba sudando en frío, creí que la presión se me bajó, Ulises me tocó el hombro y volteo a verlo —¿Seguro que te sientes bien? Estás pálido y estás sudando— el siempre se preocupaba por como estaba, asentí con la cabeza y me levanté estirando el cuerpo.
—Voy al baño— informé empezando a caminar para poder buscar el baño, quería lavarme la cara para refrescar mi cabeza un poco, una vez lo ubique entre yendo a los lavamanos y abrí el caño almacenando agua en mis manos para poder echarla en mi cara varias veces, cerré el paso del agua y espere unos segundos para levantar la mirada, había alguien a mi lado lavando sus manos el cuál vi s través del gran espejo frente a mi, su cabello era de un color azul muy oscuro, parecía casi negro pero viendo el mío se notaba la diferencia, ese también alzó la mirada hacia el espejo y nuestras miradas conectaron, sentí ese chispazo una vez más y respire profundo para disimular, ahora empezaba a dolerme la cabeza y solamente desvíe la mirada.
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El experimento fallido
Science FictionEl ser humano nunca será perfecto, sin importar cuánto evite serlo, nunca lo conseguirá