Capitulo 4 Día 1 (La primera aparición)

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Estaba despertando, me sentía muy pensado y un poco débil, pero estaba en un lugar cómodo, era cálido también, abrí lentamente los ojos y me encontré viendo a la rubia desde abajo, la mire bien y como suponía, estaba en su regazo. Me senté en el asiento de inmediato y sentí un mareo horrible junto con un dolor de cabeza —¡¿Qué haces baboso?!— escuché el regaño sintiendo como ella me tomo del hombro llevando mi cuerpo a ella de nuevo, una vez acostado el mareo bajo lentamente pero ahora me dolía la parte de atrás de la cabeza.

—¿Qué fue lo que pasó?— pregunté pasando mi mano por mi cara sintiendo que estaba con vendas en la cabeza.

—Por suerte, el avión pudo aguantar el impacto sin explotar, no tengo idea del por qué pero lo importante es que estamos vivos— me sentí un poco tranquilo con eso.

—¿Y que paso conmigo? ¿Por qué estoy vendado?— el dolor de cabeza me estaba matando pero me aguantaba las ganas de quejarme.

—Pues, parte del avión se dañó tanto que empezaron a entrar cosas al avión y algo impactó en tu cabeza, así que cuando recobre la consciencia saqué de mi mochila un botiquín que siempre cargo conmigo— a pesar de que a un inicio no pudimos llevarnos bien en la primera impresión ella se esmero por ayudarme —Te recomendaría no moverte por ahora, no se cuánto pueda ayudar—.

—Bueno... Gracias— me sentía muy extraño agradeciendo a alguien que no fuera Ulises. La mire lo más que pude desde donde estaba examinando si la chica tenía algún rasguño o herida, al no ver más que varios rasguños solo pude preguntar —¿Tu estás bien?—.

Ella me miró de regreso —Si, gracias a ti solo tengo unos raspones, muchas gracias por amortiguar el impacto— me regaló una ligera sonrisa y sentí internamente un punzón en el pecho, en eso apareció un calor agradable dentro de mi. Solamente de me acomode bien para poder descansar, me preocupaba bastante Ulises, pero yo no podía moverme por ahora; pero ahora que podía pensar mejor, tengo una extraña sensación de saber dónde están esas personas que tienen los ojos como yo, aún estaban dentro del avión, no se movían para nada, al parecer también se desmayaron en el impacto.

Solamente aproveche para dormir más tiempo y me sentía extrañamente cómodo, pues mi cabeza dolía como el infierno, pero estaba cómodo y me sentía seguro, nunca había experimentado este tipo de sensaciones pero aún así me quedé dormido en poco tiempo. Una vez ya bien descansado me levanté de dónde estaba dando un estirón unos segundos mientras miraba a la rubia dormir, me pase a los asientos del frente para pasar al pasillo ya que ella estaba de aquel lado y no me dejó salir, una vez pude ver bien el lugar me quedé frío.

El lugar estaba completamente devastado, había una gran cantidad de muertos en el lugar. Me dispuse a buscar a Ulises por el lugar, aparte varios cuerpos en el camino y en cada momento me daban ganas de vomitar, solamente me intente calmar respirando pausado para no alterar me, era una escena espantosa para cualquier adolescente que ha llegado una vida muy aburrida. En el pasillo más allá encontré a Ulises tirado en el suelo boca abajo, llegué lo más rápido que pude junto a el y le di vuelta para verlo.

—Oye, desgraciado, despierta de una vez— lo moví algo brusco y no tuvo efecto en el; por lo cual lo acosté bien para poner mi oído sobre su pecho, su corazón latía aún y su respiración estaba normal, eso quiere decir que su corazón está funcionando bien y sus pulmones están enteros, el siempre fue resistente para muchas cosas, así que no me sorprendería que este entero en momentos como estos, lo cargue sobre mi hombro y aproveché que la zona de atrás seguía entera, para acostarlo sobre 2 asientos.

Ya cuándo lo deje allí busque mis cosas en silencio, solo quería mi katana y mi medicamento, por suerte este estaba completo, me alegre internamente ya que si lo perdía podría llegar a ser perjudicar para mí o incluso para el resto, cuando llegué a la parte frontal del avión no había cabina de control, solo un enorme agujero —Carajo—quería ver si la radio aún funcionaba pero esto es peor aún, suspire y salí del avión encontrándome con varias personas afuera, me acerque al único que conocía, Joshua.

El experimento fallido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora