¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Artista de la ilustración @KoY8frqRyZJMxXY (le dio con la cabeza al teclado al crear su usuario en Twitter)
Gon en que momento se encontraba en un hotel junto al albino compartiendo besos tras otro con ansias y pasión.
—Killu... —susurró entre jadeos por la falta de aire, las manos en su cintura bajaron descaradamente hasta su trasero robándole un gemido bajo.
Los olores desconocidos al ser recostado con delicadeza le hicieron fruncir la nariz.
Sin embargo el que se encontraba arriba de él tomándose su tiempo de explorar cada parte de la piel canela que brillaba por la iluminación amarilla malinterpretó esto como que se sentía incómodo con sus acaricias.
—¿Gon? —el llamado le sacó de su incomodidad. Se removió en su lugar para quedar hipnotizado por los ojos azules que le observaban con intensidad.
—Deberían cambiar el detergente de la ropa... —ese comentario interrumpió inocentemente el ambiente que Killua se dio el lujo de reír.
—Menos mal, pensé que era yo. —en respuesta Gon le dio un golpecito en el brazo siendo contagiado por su risa.
Estuvieron así. Casi que lanzando carcajadas sin razón aparente.
Hasta que el estómago rogó por piedad y dejaron su tontería para acomodarse de lado viéndose con amor y cariño. Está vez el azabache tomó la iniciativa acariciando la mejilla ajena.
Killua mientras cerraba los ojos; por encima recordó horas atrás como pasó por un estrés increíble navegando por Internet buscando el mejor hotel para reservarlo como todo un adolescente hormonal. Con ese pensamiento en mente hizo que el sonrojo aumentara y llegara hasta sus hombros descubiertos.
Volvieron a besarse como si aquel desespero anterior al entrar al edificio nunca hubiera existido. Pronto la ropa sobraba y el frío contra los pezones del azabache suspirara. Pero eso no fue nada comparado con los sonidos que salieron cuando fueron acariciados seguidos de los besos y succiones.
Surgió de una manera tan simple que juraba que se trataba de uno de sus mejores sueños. Más el recibir palabras de cariño junto a tímidos sonidos de placer de su pareja le decían que no era uno.
Justo en el medio del acto donde el sudor caía con lentitud sobre ambos cuerpos las cejas de Gon se torcieron con inquietud.
—Y-yo quería la posición de perrito. —apretó las piernas que atrapaban la cintura que se acercaba sin piedad dando cada embestida con más precisión que la anterior.
El albino al escucharlo perdió el control arremetiendo con fuerza logrando que el moreno debajo suya se estremeciera dejando caer su cabeza hacia atrás junto a gemidos y sollozos muy ruidosos.
No se detuvo hasta que logró presenciar el orgasmo de su pareja y luego el suyo tomando bocanadas de aire.
—Podemos intentarlo ahora. —se deleitó con la imagen de Gon con la respiración agitada disfrutando de su orgasmo y su esencia manchando su vientre.
No tenía idea de cómo se enteró sobre ciertas cosas sobre el sexo, seguramente lo investigó un día libre. Pero ahora se encargaría de enseñarle lo que ha visto y leído también.
Vaya que lo disfrutaría como nunca.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
