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Killua empezó a actuar de una manera particular.
De repente mientras estaba con su pareja empezaba a lamerlo tal cual un gato acicalando a otro.
El moreno no le tomó importancia a eso. Le parecía divertido en cierto sentido.
Pero la cosa empezó a subir de nivel. Tanto así que el Zoldyck mientras comía chocolate derretido simulaba que lo ensuciaba para limpiarlo aplicando la misma actitud.
Un día eso finalmente salió como tema de conversación, ya que repentinamente la piel canela recibió lamidas en el cachete.
—¿Me estás limpiando?
—Sí. —sonrió con sorna, continuando su plan.
Gon apoyó sus manos de los anchos hombros riendo cuando la lengua bajaba hasta su mentón.
—Tienes algo aquí.
Los orbes almendrados se abrieron con sorpresa. El olor a miel inundó sus sentidos.
Con esa excusa quitó lo que él mismo dejó en la piel logrando escuchar un gemido que provocó con la boca cerrada.
Los labios fueron tocados con delicadeza dejando de nuevo ese dulzor en la superficie. Pero a comparación de las otras ocasiones Killua lo besó, logrando que rápidamente se volviera uno francés.
Se necesitaban con cada fibra de su cuerpo. Tanto que esa necesidad nubló la mente del albino y no tardó en cargar al más bajo por los muslos para caminar hacia su habitación.
Continuaron besándose cuando encontraron una posición cómoda con Gon acostado con Killua encima pero sin llegar a aplastarlo. Con facilidad notó como los pezones estaban duritos apretándolos un poco por encima de la tela.
Subió apenas la camisa para volver a colocar un poco de miel cubriendo los botones algo rojizos. Sin perder el tiempo empezó a chupar con algo de brusquedad que no le molestó en lo absoluto al que gimoteaba al sentirse tan bien.
La zona de la pelvis del moreno empezaba a provocarle punzadas que hicieron que se removiera en su lugar. Rozaba a veces con el vientre del albino.
Este no tardó en darle la atención que necesitaba tomando una mejor vista estando entre las piernas canelas. Con el pene saliendo de su escondite le dio leves besos en el glande.
—Por-por favor... —era una tortura para él que Killua lo mimara lentamente.
Siguió con su trabajo dejando lamidas de arriba a abajo con los chillidos y sollozos como respuesta.
Estaba temblando tanto como si pasará un frío devastador. A veces se sujetaba de la cabellera blanca o apretaba las sábanas.
—Ki-killua... Sigue... —pidió entre jadeos cuando la boca tomó gran parte del miembro haciéndolo enloquecer.
No le dio tiempo de avisar cuando el orgasmo se presentó. El albino no se quejó, aunque había manchado un poco su cara.
El rostro de Gon se puso de un rojo jamás visto. No creía lo que veía aunque estuviera pasando por los espasmos involuntarios.
Killua se levantó para limpiarse.
Mientras el moreno cerraba los ojos intentando mover su cuerpo se sentía tan agotado que prefirió quedarse así.
Pronto sintió algo húmedo recorrer sus muslos haciendo que reaccionara. De nuevo su pareja estaba en medio de sus piernas.
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