𝐔𝐧 𝐥𝐮𝐠𝐚𝐫 𝐩𝐮́𝐛𝐥𝐢𝐜𝐨.

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Gon y Killua decidieron salir esa tarde para variar

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Gon y Killua decidieron salir esa tarde para variar. Caminaron por las calles de Yorkshin tomados de la mano aprovechando la ocasión para comprar un par de cosas.

El clima estaba algo caluroso por la época del año pero lograron refrescarse con las bebidas que se vendían como pan caliente. 

Al albino no le gustaba lidiar con ese tipo de calor, apenas su piel lo resistía y debía colocarse demasiado protector solar por la falta de costumbre con los rayos del sol. Pero lo recompensaba estar con la persona que le gustaba quien parecía disfrutarlo por el entorno donde se crió.

Entonces mientras charlaban cerca de un parque céntrico, no pudo evitar bajar la mirada hacia las bronceadas piernas descubiertas donde resbalaban varias gotas de sudor.

Inevitablemente se le hizo agua a la boca y no era por el sabor dulce que se mantenía todavía en sus labios. El short corto que usaba resultaba ser demasiado provocativo, lucía tan hermoso que cada microsegundo desviaba la vista a su cuerpo. Lo peor es que Gon estaba ajeno a ese gesto lleno de dobles intenciones.

Terminaron por tirar a la basura los vasos plásticos viendo a un par de niños jugar a la pelota al aire libre.

Continuaron por el sendero que los guiaba hasta una zona boscosa donde no se encontraban muchas personas. Se podía decir que estaba casi desolado.

Killua se percató de un banquito alejado, eso le hizo sonreír de manera gatuna.

—¿Tomamos un descanso? —dijo sintiendo la brisa que Gon provocaba agitando un folleto que le entregaron al momento de entrar contra su rostro.

—Claro.

El moreno dejó que le guiara donde quería quedarse un rato. Suspiró cuando los rayos de luz no los tocaban directamente por la cantidad de vegetación que les estaba rodeando.

Las manos de su pareja apartaron unos mechones de cabello negro y verdes que se pegaron contra su frente haciendo que sonriera inconscientemente.

Lentamente la temperatura volvía a la normalidad gracias a ese pequeño rincón. Se sentían con privacidad al estar ubicado algo escondido.

Esa oportunidad la tomó Killua sin dudarlo ni un segundo, dejó besos en el cuello al tener la facilidad de acercarse. Acarició la cintura desnuda ya que la camisa estaba siendo levantada por el propio moreno para refrescarse.

Un jadeo escapó de sus labios. —¿Killua...?

Apenas pudo reaccionar cuando subieron sus manos tocando con cuidado sus pezones con la yema de los dedos de manera circular. 

—Ah ~ Aquí no... —cubrió su boca para evitar gemir en voz alta. El cuerpo del azabache se estremeció cuando fue acomodado sobre las piernas del albino que aprovechando que lo sujetaba de los muslos apretó la zona para besarlo.

—Lo haremos rápido. —susurró en su oído cuando se separaron para tomar aire. El sonrojo de Gon abarcaba gran parte de su rostro cuando la ropa inferior se le fue retirada y Killua bajó el cierre de su pantalón. Mantuvo su rostro escondido en el hombro contrario sintiendo cosquillas en ocasiones por el cabello cerca de su mejilla.

Al tener parte de su cuerpo expuesto solo empeoró su estado haciendo que cerrara los ojos con fuerza al sentir el miembro duro contra sus glúteos, podían ser llamados hormonales por siempre llevar condones y lubricante a todos lados, pero cayó de maravilla para ese momento. Lo preparó separando un poco una nalga de la otra, los jadeos y gemidos ahogados tan cerca de su oído también hacían que las ansias aumentaran.

Perdió el control cuando al introducir el tercer dedo comenzando a sacarlos y meterlos con lentitud, el moreno se estremeció de tal manera que dio un gemido alto. 

—Per-perdón... —se aferró con más fuerza a Killua al su entrada dejar de recibir la deliciosa estimulación y ser sujetado por el trasero haciendo que bajara permitiendo entrar el pene de su amado sin dificultad. Era algo extraño tener un condón en su miembro también, pero sabía que Killua lo colocó para evitar que ensuciaran.

—Me gustaría... No tener que usarlos. —dijo con jadeos de por medio al comenzar a penetrarlo con rudeza subiendo su pelvis hacia arriba mientras el contrario subía y bajaba sus caderas.

Ninguno de los dos duraría mucho si continuaban así. El pensamiento de hacerlo en un lugar donde pudieran verlos subía la excitación de sobremanera. Gon juraba que el pene de Killua crecía en su interior rozando ese punto sensible. Mordía su propia mano para mantenerse callado dejando que la que sobraba se clavara contra la espalda pálida.

Unos minutos más bastaron para que sus cuerpos temblaran dejando que el orgasmo los dominara. Aunque quisieran quedarse así cerca del otro volvieron a la realidad cuando escucharon unas voces infantiles en la lejanía.

Con unas toallitas húmedas junto a una bolsa que siempre llevaban consigo para la basura les ayudó y quitaron cualquier evidencia para acomodarse actuando como si nada hubiera pasado.

Pero un pequeño niño que fue a buscar la pelota que perdieron sus compañeros no parecía tan convencido de eso.

—Creo que necesito terapia.

Iba a ser difícil quitarse esa imagen de la cabeza.

Iba a ser difícil quitarse esa imagen de la cabeza

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𝐒𝐦𝐮𝐭𝐭𝐨𝐛𝐞𝐫 ¦ drabbles KillugonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora