𝐏𝐫𝐨𝐛𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐚𝐥𝐠𝐨 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐨.

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—¿Killua

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—¿Killua...? —el cuerpo que estaba sobre el del albino se movió de lado a lado, impaciente. —¿Qué harás?

—Tranquilo.

La voz rasposa de su pareja le hizo quedarse quieto. Aunque estuviera en estado de alerta por estar desnudo.

Killua estaba sentado en la cama con el moreno entre sus piernas de forma lateral como si se tratara de un minino buscando atención. Apoyando parte de su cuerpo en una almohada encima de estás para no estar incómodo con el trasero inclinado hacia arriba. 

El detalle era que no podía ver absolutamente nada por una tela que cubría sus ojos.

Una de sus manos acarició la espalda canela haciendo que suspirara. 

—Te va a gustar. —alejó la palma del regordete trasero después de acariciarlo para dar una nalgada. El sonido que provocó fue fuerte y Gon no se lo esperó para nada.

Por poco el tono del gemido del moreno superaba el del golpe. Después de un breve jadeo intentó mantener la postura pero se sentía de repente débil.

—¿Quieres más? ¿O me detengo?

—Qui-quiero más... —no lo dudó ni un segundo. Le estaba agradando demasiado ser tratado de esa manera mientras hablaba de esa forma.

El albino tampoco tuvo arrepentimientos. Siguió dando una y otra vez contra la piel que comenzaba a tornarse rosadita.

Pero se detuvo, solo para admirar lo que tenía al frente.

Observaba la anatomía, las bonitas curvas y también los músculos trabajados. Todo le parecía tan perfecto.

Claro que su parte favorita era su trasero voluptuoso. Este se movió de un lado a otro de repente.

—¿Ki-Killua? —lo llamó con la voz algo agitada. —No pares...

Tragó grueso. Tal vez el hecho de que no pudieran verse les otorgaba alguna clase de valor. Porque escuchar a Gon pedir por sus toques el producía demasiada excitación.

La mano que se había detenido estaba contra la piel algo sudada y la otra se mantenía en la espalda para hacer que estuviera en la misma posición. Por los azotes a veces perdía el equilibrio.

Apretó uno de los glúteos con desespero. El azabache empezaba a moverse de nuevo al sentir su miembro escurrir líquido preseminal.

Lo volteó con fuerza dejando su cuerpo bocarriba, notando el rubor intenso y los labios entre abiertos. No pudo reprimir un pequeño chillido debido a la impresión.

Con el miembro a su disposición empezó con acaricias lentas. Pero tuvo una idea en mente que le hizo sonreír como nunca.

Una pequeña chispa hizo su aparición en la palma de sus dedos.

—¡¿HYA?! —se retorció al tener esa repentina sensación de placer muy similar a una corriente eléctrica. —¿Q-qué...? No me digas que... ¡Ah!

La estimulación era demasiado especial y es que nunca el albino lo había usado con fines tan íntimos y... macabros.

Gon solo podía dejarse llevar por la cantidad de placer que le nublaría la vista sino estuvieran en ese juego. Empezó a hiperventilar sin capacidad de articular nada más que gemidos altos y sollozos que anunciaban su pronta venida.

Así se mantuvo hasta que no soportó y su semen salió de manera abundante queriendo cerrar las piernas para evitar la escena tan vergonzosa. Pero Killua se mantuvo maravillado, satisfecho de su hazaña mientras relamía sus labios.

Con los jadeos únicamente provocando sonidos en la habitación le fue retirada la tela del rostro.

Supo que no iba a terminar ahí cuando los ojos azules profundos se clavaron sobre él.

Supo que no iba a terminar ahí cuando los ojos azules profundos se clavaron sobre él

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𝐒𝐦𝐮𝐭𝐭𝐨𝐛𝐞𝐫 ¦ drabbles KillugonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora