Capítulo 1

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Mientras veo las estrellas en el tejado de mi casa escuchando música, sintiéndome tranquila ya que es un momento solo para mí. Es increíble la tranquilidad que este momento me provoca, solo mi música, las estrellas y yo. Pero, aunque este sea el único momento que tengo para tener tranquilidad, no puedo evitar pensar en todo lo que ha sucedido hasta ahora. No puedo creer que en menos de una semana vaya a dejar el país, tendré que comenzar de cero y conocer nuevas personas.

Eso. Conocer nuevas personas me causa ansiedad. No sé si estoy del todo feliz, aunque según mis padres es por un mejor futuro.

Quizás sea lo mejor, cambiar un poco de aires, comenzar una nueva vida y quien sabe, tal vez no me sienta excluida por los que me rodean.

Es increíble que hasta con mi propia familia me sienta así, excluida.

Es horrible tener que soportar críticas y chistes sobre tu físico, sobre tu forma de ser, porque tal parece que ser introvertida está mal, él no querer conversar con tus familiares simplemente porque no te sientes cómoda con ellos está mal. No me parece justo. Tal vez lo mejor sea alejarme de ellos un largo tiempo, aunque me invade la nostalgia cuando pienso en mis primas Alice y Lucy.

Dos personas distintas, pero a la vez, tan parecidas, cada una tiene una historia diferente y a la vez similar. Alice y yo tenemos la misma edad, crecimos juntas y por eso nos convertimos en confidentes. Somos primas por parte de la familia de mi papá, desde que tengo memoria nunca nos hemos separado de vez en cuando teníamos una que otra discusión por cosas tontas, pero al final no éramos nada la una sin la otra. Literalmente somos como hermanas.

Alice y yo compartimos una historia muy similar. Durante muchos años hemos tenido que soportar críticas por nuestro cuerpo y forma de ser, sin poder defendernos porque al momento de decir cualquier cosa que va en contra de lo que piensan nuestros familiares nos catalogaban como "faltas de respeto". Trayendo consigo cierta exclusión, malos tratos y malas miradas de parte de ellos hacia nosotras, aunque pensándolo bien, nunca hicimos nada al respecto, por miedo a que las cosas empeoraran.

Por otro lado, la pequeña, aunque no tan pequeña, Lucy, con tan solo 13 años ha soportado burlas, críticas y "chistes sobre su cuerpo", lo que le ha creado inseguridades durante estos últimos años.

Lucy y Alice son mi lugar seguro, las personas que me hacen sentir bien y que no me juzgan por ser quien soy.

En ese momento suena mi celular, lo miro y es un mensaje de Alice.

-Hola Stellis, oye mañana no haré nada por la tarde, ¿quieres venir y quedarte a dormir?

Lo pienso un momento.

pienso en esas noches que me quedaba a dormir en su casa, en las cuales hablábamos hasta las tantas horas de la madrugada, donde nos desahogábamos, y reíamos, donde ambas nos sentíamos bien.

Éramos las más felices del universo esas noches.

Luego me invade el sentimiento de que ya esas noches no van a llevarse a cabo en un largo tiempo, ya no la veré dentro de mucho.

Me pone triste, así que decido responderle.

-Hola Alici, claro que sí, mañana estaré allá.

Acepté porque a pesar de que no la veré durante mucho tiempo, quiero pasar los últimos días que me quedan aquí junto a las personas que me hacen bien.

Miro la hora en la pantalla del celular y me doy cuenta de que ya es muy tarde. Debería entrar y descansar, pero no, me quedo un rato más admirando la belleza de la noche. Veo las estrellas y pienso en lo increíble que son las maravillas que nos ofrece el universo.

Esas pequeñas lucecitas en el cielo que tanto me fascinan, tan brillantes y hermosas, pero, aunque son tan preciosas, se apagan después de un tiempo, de igual manera que los seres humanos, no somos para siempre.

Pienso que los seres humanos nos apagamos poco a poco, o nos apagan poco a poco. La única cosa que nos diferencia de las estrellas es que al contrario de ellas nosotros nos vamos apagando de una manera distinta, nuestra luz interior se va deteriorando poco a poco por distintas circunstancias hasta no poder más.

En cambio, las estrellas, si lo vemos desde afuera, podríamos decir que se apagan cuando están en su mejor momento, cuando más brillan.

Los seres humanos podemos ser tan brillantes como una constelación, pero una vez nos apagamos, no seremos los mismos de antes, estamos en constante evolución, de acuerdo a las circunstancias en las que nos encontremos siempre aprendemos lecciones que nos hacen mejores personas y que poco a poco van definiendo nuestra personalidad y nuestra luz.

Luego cierro los ojos y me quedo dormida en el tejado, pasaron más o menos 15 minutos y me despierto al sentir gotas de lluvia sobre mí. Me levanto rápido, me deslizo por la ventana y corro hasta mi habitación, me cambio la ropa húmeda, me pongo un pijama de color azul y me recuesto en mi cama hasta quedarme dormida.

《Mañana será un buen día.》.




¿Y si vamos a la luna?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora