capítulo ★ sesenta y dos

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[Hyunjin]

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[Hyunjin]

Me llegó la foto justo después de que la profesora terminara de escribir la última oración para analizar. Era una foto de su mano agarrando un culo, el cual supuse que sería de Jisung. Genial, ellos echando uno ─o varios─ polvos y yo en clase de filosofía intentando mantener mis ojos abiertos, realmente genial.

¿Y cómo era que mi amigo había acabado de esa forma? Porque sí, porque basándonos en circunstancias pasadas, en ese momento Minho debería encontrarse llorando por las esquinas de su casa y no metiéndosela a Jisung. O dejando que se la metiera, tampoco podría asegurar ninguna de las dos cosas. El caso es que el castaño no tardó ni un día en aparecer por la casa de Jisung para disculparse y suplicar su perdón de la forma más arrastrada existente, y por motivos divinos y milagrosos, terminaron follando. Y por más motivos divinos y milagrosos, -según Minho, es porque él es muy bueno en el sexo- , Jisung le abre las puertas y las piernas cada vez que pasa por su casa.

─ Quizás hasta Younghoon tenía razón y se gusta-

─ ¿Ha dicho algo, señorito Hwang? ─levanté con desconcierto la vista hacia la dura profesora que me observaba tras la gruesa pasta negra de sus gafas, las cuales no escondían su mirada de desaprobación.

─ ¿Puedo salir un momento al baño? ─solté sin pensarlo. No tenía ganas de que me preguntara la lección o seguir escuchando como la explicaba un segundo más. Necesitaba despejarme y de paso mandarle una foto a Minho mientras meaba para cortarle el rollo con el emo.

─ No ─rodé los ojos y me volví a recargar en la mesa. Gracias al inexistente encanto de la profesora, tendría que esperarme unos veinte minutos, y eso si sobrevivía. Me aburría tanto que ni siquiera podía entretenerme viendo como Changbin jugaba a soplarle en la oreja a Yongbok. ─ Podrá ir cuando termine la clase.

─ Cuando termine la clase me voy a ir a mi casa ─murmuré en voz baja, relamiéndome internamente con solo imaginarme faltando a las cinco clases que aún nos quedaban.

─ ¿Cómo? ─la profesora se giró de nuevo hacia mi escritorio antes de dar un paso. Tragué saliva y me reincorporé de inmediato, pegando la espalda a la silla y sentándome tan correctamente que casi podía escuchar como me crujió la espalda. ─ Me ha parecido escuchar algo.

─ A-ah, nada nada, no dije nada.

─ Eso espero.

Y se marchó con sus silenciosos, planísimos y relucientes zapatos de cuero que destellaban más que cualquier otra cosa de su vestimenta. En realidad era algo que me gustaba bastante de ella, porque de esa forma, cada vez que bajaba la vista, podía distraerme siguiendo con la mirada aquel calzado. Además, me encantaba hacerlo porque era exactamente algo que Jeongin haría.

En este momento el castaño se esmeraba en tomar apuntes sin parar, intentando apuntar lo que escribía la profesora en la pizarra y lo que decía a la vez. No paraba de remover hojas y tirar accidentalmente los bolígrafos al suelo, y aunque sus compañeros de alrededor parecían querer matarle, a mí me resultaba lo más adorable del universo. En cierto modo era el único motivo por el cual no ignoré las palabras de la profesora y me marché de inmediato.

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