capítulo ★ cuarenta

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[Hyunjin]

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[Hyunjin]

Jamás me había fijado en la rabia, en ese sentimiento tan momentáneo que sentimos algunas veces y es causante de muchas consecuencias indeseables. Aquel que sale sin permiso alguno, destrozando y rompiendo todo a su paso, tan peligroso para los demás como para uno mismo. Y jamás me había fijado en ella porque jamás la había experimentado de la forma en la que lo hacía en ese momento.

Me despertaba y acostaba con la misma sensación desgarradora en el pecho, una que era horriblemente desagradable pero no sabía cómo hacer desaparecer, y poco a poco estaba empezando a hacerme la idea de tener que vivir con ella.

Y al parecer no era el único, pues Minho también venía estos días a clase con unas ojeras bastante similares a las mías, y eso los días que se dignaba a venir a clase. En general casi no aparecía por el colegio, y cuando nos lo encontrábamos, no solía permanecer mucho tiempo con nosotros. Pero no le culpábamos, pues después de enterarnos de lo que había sucedido entre Younghoon y el emo, comprendíamos que se sintiera de esa forma, aunque jamás imaginamos que llegaría a tal extremo de apartarse del grupo.

¿Cómo podía alejarse de esa forma? Yo también había sentido impulsos de hacerlo, de mandarlos a tomar por culo y culparles de la mayoría de mis problemas. Cada vez que bromeaban, yo no participaba. Unicamente permanecía a su lado para poder salir por las noches y desahogarme en alguna pelea, pero ese motivo era más que suficiente. Era lo que me mantenía en pie al día siguiente.

Irónico, ¿no? Que fuese una paliza lo que me sacara de la cama y no al revés. Porque sí, normalmente era yo quien las recibía, y por voluntad propia además. Me gustaba escoger al más grande del grupo contrario y enfrentarme a él, enfrentarme a alguien a quien no tuviera posibilidades de ganar ni aún poniendo todo mí empeño. Era mucho más satisfactorio ser yo el que quedara inconsciente.

─ ¿Hola? ¿Estás escuchándome? ─Moonbyul me zarandeó del brazo ligeramente, devolviéndome al mundo real. Uno que compartía con ella y Yongsun en la casa de esta última. Todo esto porque estaban haciendo un trabajo y yo había pasado a recogerla para ir al cine juntos, no por gusto propio. Obviamente yo esa casa no quería pisarla ni en sueños. ─Decía que subo un momento al cuarto de Sunnie, que me he dejado la mochila.

─ Ah, sí claro. Te espero aquí.

─ Te esperamos aquí ─aclaró su amiga sonriente. No sabía si prefería que subiera con mi novia al cuarto o que se quedara haciéndome compañía. Ambas opciones eran igual de desagradables. Aunque cuando nos quedamos a solas y la castaña me miró con el ceño fruncido, decidí que la primera opción habría sido ligeramente menos horrible. ─ Tú.

─ Sabes mi nombre. Pronúncialo al menos.

─ Cállate ─levanté una ceja, extrañado por su brusco comportamiento, pero aún así me callé. Tampoco tenía ganas de mantener una pelea, al menos verbal, y sabiendo que la sesión de cine comenzaba en veinte minutos, una física no me convenía en absoluto. ─ ¿Estás engañando a Moonbyul?

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