𝙋𝙀𝙊𝙋𝙇𝙀 𝙒𝘼𝙏𝘾𝙃𝙄𝙉𝙂- 𝙈.𝙈𝙖𝙮𝙛𝙞𝙚𝙡𝙙

1. 𝙏𝙝𝙚 𝙉𝙞𝙜𝙝𝙩 𝘼𝙡𝙡 𝙎𝙩𝙖𝙧𝙩𝙚𝙙

'𝘼𝙣𝙙 𝙬𝙝𝙖𝙩 𝙝𝙪𝙧𝙩𝙨 𝙩𝙝𝙚 𝙢𝙤𝙨𝙩 𝙞𝙨 𝙥𝙚𝙤𝙥𝙡𝙚 𝙘𝙖𝙣 𝙜𝙤 𝙩𝙤 𝙥𝙚𝙤𝙥𝙡𝙚 𝙮𝙤𝙪 𝙣𝙤𝙬 𝙩𝙤 𝙥𝙚𝙤𝙥𝙡𝙚 𝙮𝙤𝙪 𝙙𝙤𝙣'𝙩."

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Para mis padres, que me dan todo lo que deseo, pero lo que realmente quiero, nunca está.

Raven nunca había sido de aquellas chicas que presumía la buena relación que tenía con su familia. Ni siquiera recordaba la última vez que su madre o su padre habían nombrado esa palabra, que ya no significaba nada para Raven. Las constantes discusiones le provocaban ganas de encerrarse en su habitación y no salir en los próximos catorce días. Odiaba tener que escuchar esos malditos gritos cada vez que su padre y su madre convivían en la misma casa. Siempre se preguntaba por qué las personas que no están bien tienen el derecho de tener hijos? Con el paso de los años, el que exagera todo, es el hijo, ¿pero ninguno de ellos se ha parado a pensar en los padres? ¿No sabes por qué? Pues yo te lo explico en simples palabras. Ellos son los adultos, tú eres el niño. No tienes la razón porque te falta edad, "experiencia" según ellos.

Si se trataba de tener experiencia, Raven ya estaría en el nivel treinta y tres, porque a veces sentía que era ella la que tenía que cuidar de sus padres, y no al contrario, que es como debería ser.

'Creo que nunca podré llegar a entender la manera en la que un matrimonio de tantos años ya no puede mantenerse, el único hilo que lo aguanta soy yo, que estoy partida en dos, mi mano derecha agarra desesperadamente el corazón de mi madre, intentando comprenderlo y protegerlo, intentando dejar atrás todo el daño que me ha hecho. Pero por otra parte, mi otra mano agarra con miedo, pero en el fondo, con mucha pena, el corazón de mi padre, ablandeciéndolo y dándole la libertad de mostrar ese sentimiento que intenta mantener escondido siempre para mostrarse fuerte.

El dolor de pelear con el amor de su vida.

Después de todo el dolor, llega la tranquilidad, la peor parte, porque es cuando si todo se sintiese completamente irreal, como si me hubieran apuñalado mientras me tapaban la boca para que no gritara.'

A este punto, al único que ella consideraba familia, era Steve. Ella pensaba y confirmaba que el universo le había mandado al mejor hermano que cualquiera podría haber tenido.

Y pensarás, querido lector, ¿y Max? ¿Ella no es importante?

Max no era familia para Raven, ni siquiera el término se acercaba.

Max era la vida de Raven.

Max era la felicidad de Raven.

Max lo era, lo es, y será todo para Raven.

Desde el accidente de aquel espantoso cuatro de julio, los días en los que Raven peleaba con sus padres a más no poder, recordaba salir corriendo de casa bajo la lluvia, sin ningún paraguas ni chaqueta para protegerse del frío. Corría lo más rápido que sus piernas le permitían, con el objetivo de poder llegar a la casa de la persona que curaba sus heridas con palabras. Max siempre le abría la puerta, la mayoría de las veces regañándola por haber acabado toda llena de agua. Raven no se sentía a gusto en su casa, porque su hogar estaba aquí, con Max. La pelirroja la reconfortaba cada vez que eso sucedía y varias veces, Raven se quedaba dormida sobre su pecho mientras con su brazo rodeaba su cuerpo.

Todos estos meses, que estaban pasando como si nada, han intentado sanarse mutuamente, recogiendo cada pequeño trozo de su corazón que encontraban por casualidad en alguna conversación profunda que tenían en la madrugada.

Pero por desgracia, no siempre se puede salir de un agujero negro, porque por más que empujes tu cuerpo hacia la salida, más te arrastrarán hacia la oscuridad.

Es imposible revivir algo que ya había muerto hace mucho. Es imposible sanar sin volver a hacerse daño, pero sobretodo, es imposible ver la luz del Sol cuando la Luna invade el cielo.

No siempre puedes conseguir tu final feliz. No puedes confiar en que algún día todos tus problemas desaparecerán como la espuma de un refresco, porque si no mueves tu corazón para solucionarlo, nunca se irá, y la espuma se derramará por el vaso.

Hay que estar dispuesto a caminar sobre tus propios sentimientos para poder llegar al final del camino. Si no te esfuerzas por el cambio, nunca serás capaz de salir del bucle del agujero negro.

Cuanta más sangre salga por tu cuerpo, más tiritas serán necesarias para curarlas.

Cuántas más pulseras pongas en tu brazo, tendrás menos oportunidades de enorgullecerte por sanar en un futuro.

Cuántas más paredes golpees para sentirte mejor después de ver todo absolutamente rojo a tu alrededor, más desgastadas estarán tus manos para moldear a tu corazón cuando sea el momento.

Cuántas más veces desees que esa persona no se vaya de tu lado, es cuando el universo te apuñala por la espalda de la manera más cruel posible.

Una persona sin cicatrices, que encuentra asquerosas las marcas en tus brazos, tus muñecas, tus muslos, es alguien que nunca ha tenido el valor de luchar contra su propio corazón, porque ha sido su esclavo desde que se enteró de que era el que le daba la vida.

— C.

Inicios de 1986. El año del color carmesí.