《sᴘʀᴇᴇɴ》

1.6K 63 11
                                    

•sᴇʀɪᴇ: Tortillaland 2•

•ᴀᴅᴠᴇʀᴛᴇɴᴄɪᴀs: no pretendo incomodar ni sexualizar al personaje de Spreen, por lo que abstenerse a hacer algún tipo de comentario ofensivo. Gracias•

•ᴍᴀʟᴇ ʀᴇᴀᴅᴇʀ•

•ᴘᴇᴅɪᴅᴏ ᴘᴏʀ: mi.•

⋯⋯⋯ ⊰ ᯽ ⊱ ⋯⋯⋯

Suspiró cansado, negando con la cabeza cuando Juan le siguió insistiendo en que se quedara un rato más. Llevaba más de tres horas construyendo aquellas malditas escaleras y le dolía demasiado la espalda para seguir colocando tablones. Aceptó aquella propuesta debido a que a cambio, el auto proclamado "hechicero", le había propuesto dos monedas de oro. Le hacían falta, así podría comprarse un par de muñecos de los que vendían ahora en la tienda de Tanizen.

-Vamos TenTen, te pagaré más-Pedía casi rogando apoyando su mano en el hombro del castaño-

-Te he dicho que no Juan, encantado te ayudaría, pero me duele la espalda y necesito descansar-Le contestó regalándole una pequeña sonrisa-

-Bueno...te acompaño a las maravillosas escaleras-

Soltó una risa nasal, negando con la cabeza debido a las palabras de Juan. Empezaron a caminar, el de gafas escribiendo algo por el chat del holograma en su reloj y Tomoyo, o como casi todo el mundo lo llamaba, TenTen, guardaba las dos monedas de oro en su bolsillo. Agradecía que varios del pueblo naranja, que es donde se residía TenTen, necesitaran ayuda extra en varias actividades o construcciones últimamente. Le habían sobrado varios materiales distintos de la reciente construcción de su casa, por lo que podía darse el lujo de usarlos para la necesidad de otros compañeros, y a cambio, recibiría diamantes, monedas, y oro del vikingo Carola. Gracias también a las expediciones que hacía con Mayichi y Mariana, conseguía objetos y prendas ilegales que vendía por un buen precio a la casa de empeños, por lo que sumando todas esas ganancias, tenía la obligación de tener mucha seguridad en su casa, o más bien en su sala de cofres. 

Y por eso había ido al santuario en construcción de Juan, a ver si a cambio de ayuda podría darle unos lingotes de hierro. Lamentablemente el hechicero no tenía suficiente y le propuso pagar en "Tortillacoins". TenTen se lo pensó, pero aceptó debido a que no tenía nada más que hacer en aquella tarde. Se le fue la hora y acabó su trabajo casi a media noche, y ese sueño se le sumaba al cansancio de tantas horas trabajando.

-Espero que para la siguiente tengas hierro-Comentó en forma de advertencia burlona-

-Sí, sí, tendré para la próxima-Aclaró sonriendo algo nervioso-

Una vez estuvo al final de aquella gran subida, se dio la vuelta, dándole un gran abrazo a Juan. Sintió las manos del hechicero dar palmaditas en su espalda, sonriéndole por igual.

Se despidió con la mano y un pequeño "adiós", empezando a caminar por el bosque en busca de la ubicación de los portales que le llevaría a su pueblo. El silencio de la noche le tranquilizaba, conseguía relajarse y poder respirar de nuevo con tranquilidad. Oía los gruñidos de los zombis a lo lejos, por lo que con algo de prisa se comió una tortilla de rapidez y empezó a andar un poco más rápido. Lo malo de aquel invento alimenticio, es que no le quitaba el hambre, era algo molesto en esos momentos, ya que con el gasto de energía que había hecho, ahora oía su estómago sonar por el hambre que tenía desde hace un par de horas. No le quedaba patatas en la mochila, y no quería quitarle la comida a Pol de su huerto, incluso si se suponía que era para todos. Le daba algo de corte ya que hacía tiempo se le coló un creeper en el terreno y le destruyó varios cultivos. Apenado lo arregló, pero incluso si el hombre que construyó aquella bonita noria le había tranquilizado avisándole que no pasaba nada, se sentía culpable y no quería quitarle más alimentos.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 𝐕𝐀𝐑𝐈𝐎𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora