《ʀᴇʙᴏʀɴ》

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•sᴛʀᴇᴀᴍᴇʀ: Reborn_Live

•ᴀᴅᴠᴇʀᴛᴇɴᴄɪᴀs: no pretendo incomodar ni sexualizar al streamer, por lo que abstenerse a hacer algún tipo de comentario ofensivo. Gracias•

•ᴍᴀʟᴇ ʀᴇᴀᴅᴇʀ•

•ᴘᴇᴅɪᴅᴏ ᴘᴏʀ: Wtxtel

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Apagó tranquilamente el ordenador, dejando todo el escritorio limpio de cualquier lata de refresco que se hubiera tomado en stream, tirándolas en la papelera al lado de la puerta. Abrió ésta y abandonó su habitación donde pasaba la mayoría de las tardes y mañanas, el estudio donde grababa contenido para Youtube y Twitch. Alejandro, o como todo el mundo le llamaba, Alex, se dirigió hacia la cocina de su hogar a pasos lentos, arrastrando los pies mientras que sentía su cuerpo pesar poco a poco. Había pasado demasiadas horas en directo, estaba demasiado cansando y con el estómago pidiendo comida con insistencia. Por lo que directamente se dirigió al frigorífico.

A lo lejos, podía escuchar los comentarios y risas de su pareja al otro lado de la pared. Sabía que estaba roleando en Tortilla y pasándoselo bien con sus espectadores. Reborn hacía feliz a su chat y a él. Tanto que incluso no se podría imaginar una vida sin él.

Alex y él llevaban más de 5 años siendo pareja, se conocieron por internet por casualidad, y a partir de ahí fueron grandes amigos. Al llevarse tan bien, quisieron conocerse en persona, y fue ahí como su relación amistosa pasó a ser romántica. Fue raro ya que ninguno de los dos se había sentido atraído por un hombre jamás. No era ni por repugnancia ni por lo que los demás pudieran decir sobre ellos. Simplemente no pensaron que un gran amor podría florecer entre dos personas del mismo género. Pero fue la mejor decisión que podrían haber tomado.

Alex era alguien bastante estricto para muchas cosas, y eso Reborn lo tenía que respetar. Tenía en mente los resultados que conllevaría no respetar los gustos de su pareja, y prefería seguirle la corriente y observarlo ser feliz a su manera. Reborn nunca cocinaba, Alex siempre se ocupaba de la comida, dejando de lado porque le daba miedo lo que el más alto pudiera hacerle a sus queridos electrodomésticos, y porque era una gran afición que le daba la oportunidad de poder aprender más platos y diferentes combinaciones de comida. Alex no podía limpiar la mayoría de veces, no porque fuera un vago y le quisiera dejar todo el marrón a su pareja, sino porque su alergia hacia los ácaros del polvo era tan grande que con solo estornudar más de tres veces, ya sabía que algo malo le iba a pasar.

En general, muchas de las cosas eran así, aunque igualmente su relación tanto fuera y dentro de casa era la misma. Se repartían tareas y pasaban grandes ratos juntos, ya sea ver películas, leer juntos, jugar algún videojuego o incluso sacar su lado paciente y pasarse horas haciendo grandes puzles de más de 7.000 piezas. Para algunos pudieran ser pocas, para otros muchas, pero para Alex y Reborn significaba pasar tiempo junto contando anécdotas o cosas que le pasaban cada uno en el trabajo.

Alex sonrió tras esos pensamientos, dándole vuelta al filete de ternera que estaba haciendo en la sartén. A la vez, cortaba la lechuga y los tomates para hacer una rica ensalada, la que la mayoría de veces hacía para acompañar al plato principal.

Escuchó pasos a sus espaldas, girándose para ver a su pareja de cabello negro estirarse mientras pasaba el umbral de la puerta. Se miraron mutuamente, compartiendo una pequeña sonrisa. Lo escuchó acercarse, hasta sentir sus manos cuidadosamente posarse en su cintura y acercar sus labios hasta dejar un pequeño beso en su mejillas de color canela.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 𝐕𝐀𝐑𝐈𝐎𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora