《ᴄᴏɴɴᴏʀ ᴘ2》

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•ᴠɪᴅᴇᴏᴊᴜᴇɢᴏ: Detroit Become Human•

•ᴀᴅᴠᴇʀᴛᴇɴᴄɪᴀs: ⚠Esto principalmente iba a ser una historia, pero me arrepentí y lo he querido subir como One Shot. No os extrañeis por la estructura de los capítulos, es totalmente distinta a la de los demás•

•ᴍᴀʟᴇ ʀᴇᴀᴅᴇʀ•

•ᴘᴇᴅɪᴅᴏ ᴘᴏʀ: mi.•

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4 de Noviembre, 2038

23:15 P.M

Murmullos, miradas.

Miradas, murmullos.

Sus pasos cada vez hacían más eco en sus taponados oídos. Suspiró, tragó con dureza, y cerró los ojos. Si no veía, no sentía. Siempre pensó aquello; hasta el día de hoy ignoraba los fracasos y seguía intentándolo. Seguía escuchando a la gente murmurar; seguía escuchando su nombre ser dicho entre palabras apenadas. Su mente bloqueaba las conversaciones ajenas y hacia el vago intento de opacar las palabras que solo le hacían un mal. Su mente estaba dañada, y su cuerpo inundado en fracaso y cansancio. Manos temblorosas y piernas flaqueantes. Sentía su cuerpo pesar y su cabeza doblarse de un lado hacia otro. Se sentía exhausto, se sentía intranquilo; se sentía observado.

O solo estaba paranoico, como siempre.

Alexander Campbell, o mejor conocido como Aleck. Hombre suertudo que no llegaba a los 30 años, y envidia del departamento incluso por verse más joven de lo que era. Llevaba años estudiando y trabajando como criminólogo, y para sorpresa de todos, era el más esperanzador dentro del campo. Siempre tan absorto en su trabajo que no era capaz de darse cuenta de lo escalofriante de los casos en los que se adentraba. Daba tanta repelús verlo interesado en un cuerpo casi sin forma; que a veces pensaban en darle un buen frasco de pastillas y mandarlo al psicólogo. Como si así se pudieran arreglar los problemas.

¿Pero que se le podía hacer? Era alguien que vivía sin filtros, y expresaba todo lo que pensaba y sentía sin pelos en la lengua. Tal vez porque no tenía empatía ni delicadeza en sus palabras. O a lo mejor porque simplemente no se daba cuenta y pensaba que lo que hacía estaba bien. Nadie nunca le preguntó, y se acabaron por acostumbrarse a aquel joven de personalidad bipolar. No era cómico, era preocupante. Pero llevaba tantos años siendo de utilidad en las investigaciones, que ni él capitán Flowler era capaz de intentar detenerlo o hacerle saber del descanso que necesitaba.

Insertó la llave en la clavija de la puerta, girándola y abriendo con lentitud la cristalera que lo separaba de las oficinas centrales. Cerró con delicadeza, observando el panorama de su oficina antes de suspirar sin remedio. Un cuarto bastante acogedor si le cogías cariño, como era el caso de Aleck, y un completo agobio para cualquier persona que entrara por primera vez. Cientos de papeles pegados en los cristales, tapando cualquier vista a las demás oficinas paralelas. Cientos y cientos de fichas policiales desperdigadas por los muebles a los costados de la entrada, cajones a reventar, ocupados por carpetas, carpetas y más carpetas. Un gran escritorio que hacía verse pequeño con tantos folios amontonados. Pilas y pilas de información y pruebas de investigaciones de a saber cuantos meses o incluso años.

-Dos marrones, dos negras, una azul...falta Charlie-Chasqueó la lengua, dejando los informes sobre la mesa con un fuerte golpe y caminando hacia la cafetera a un lado de su escritorio-Siempre lo mismo, siempre tarde-

Suspiró, centrado en echar con cuidado el café en la taza blanca. Sus ojos bailaban de un lado hacia otro, haciendo el mínimo esfuerzo en no dejar caer el ardiente café sobre sus manos. Porque no iba a ser la primera vez. Bufó, caminando hacia la silla acolchada y dejándose caer sin pena. Su cuello crujió, sus manos crujieron, y su espalda no fue menos. Soltó un gemido de alivio, dejando la taza sobre la sólida superficie y escuchando la misma nada. "Gracias paredes insonorizadas, gracias"

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 𝐕𝐀𝐑𝐈𝐎𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora