Leyendo Nuestro Futuro

Capitulo 8: El Profesor de Pociones

Albus: Muy bien, ya que estamos bien llenos y no hambrientos y han pasado exactamente tres horas desde la lectura del anterior capitulo.....¿quien quiere leer ahora?

Godric: lo hare yo, Director *levanta la mano*

Albus: como usted diga Lord Gryffindor *levita el libro hacia él*

Godric: bien *carraspea* Capitulo 8: El profesor de Pociones

Severus: ay no *se queja*

Ava: no fue tan malo *intenta darle animos a su tio*

Estudiante: Allí, mira. 

Estudiante2: ¿Dónde? 

Estudiante: Al lado del chico alto y pelirrojo. 

Estudiante2: La pelinegra? 

Estudiante: ¿Has visto su cara? 

Estudiante2: ¿Has visto su cicatriz? 

Los murmullos siguieron a Ava desde el momento en que, al día siguiente, salió del dormitorio.

Molly: en serio? Es una niña¡¡

Minerva: no es un animal raro para que la esten viendo y señalando

Algunos alumnos parecieron avergonzados ante esto.

Los alumnos que esperaban fuera de las aulas se ponían de puntillas para mirarla, o se daban la vuelta en los pasillos, observándola con atención. Ava deseaba que no lo hicieran, porque intentaba concentrarse para encontrar el camino de su clase. En Hogwarts había 142 escaleras, algunas amplias y despejadas, otras estrechas y destartaladas. Algunas llevaban a un lugar diferente los viernes. Otras tenían un escalón que desaparecía a mitad de camino y había que recordarlo para saltar. Después, había puertas que no se abrían, a menos que uno lo pidiera con amabilidad o les hiciera cosquillas en el lugar exacto, y puertas que, en realidad, no eran sino sólidas paredes que fingían ser puertas.

Sirius: contaste las escaleras?

Ava: en realidad fue Hermione quien me lo dijo

Hermione: si, asi es

También era muy difícil recordar dónde estaba todo, ya que parecía que las cosas cambiaban de lugar continuamente. Las personas de los retratos seguían visitándose unos a otros, y Ava estaba segura de que las armaduras podían andar.

Salazar: solo para proteger la escuela

Los fantasmas tampoco ayudaban. Siempre era una desagradable sorpresa que alguno se deslizara súbitamente a través de la puerta que se intentaba abrir. Nick Casi Decapitado siempre se sentía contento de señalar el camino indicado a los nuevos Gryffindors, pero Peeves el poltergeist se encargaba de poner puertas cerradas y escaleras con trampas en el camino de los que llegaban tarde a clase. También les tiraba papeleras a la cabeza, corría las alfombras debajo de los pies del que pasaba, les tiraba tizas o, invisible, se deslizaba por detrás, cogía la nariz de alguno y gritaba:

Peeves: ¡TENGO TU NARIZ!

Remus: clasico, fue tu padre quien se lo enseño

Ava: en serio?

Sirius: si, eramos los mejores bromistas del mundo

Gemelos: *carraspean* nosotros somos los mejores

Remus: bueno si, son nuestro legado despues de todo