SEPTIMA PARTE

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Después de todo lo que mamá me dijo no puede seguir ahí mirándola, así que me fui.

Supongo que, para Percy, mi padre, fue muy desconcertante verme aparecer llorando en su puerta horas después de haberme dejado con mamá.

Su primer instinto fue pensar que me había ocurrido algo, cuando le dije que no, pensó que a mamá le había ocurrido algo, así que tuve que tranquilizarlo diciéndole que no nos había ocurrido nada a ninguna de las dos. Pero como evidentemente yo no me encontraba bien, tuve que decirle que había peleado con mamá, aunque no le dije por qué.

Al ver mi negativa a hablar, él no me presionó, cosa que le agradezco bastante.

Después de que me calmara y tuviéramos una conversación a medias, él me preguntó si quería conocer a su mamá. Supongo que quería que me distrajera de lo que me estuviera pasando, así que le dije que sí.

Cuando llegamos al departamento de su madre, me di cuenta de que tenía razón al decir que no estaba tan lejos del departamento de mamá. Llegar ahí me puso un poco nerviosa porque evidentemente su madre no sabía de mi existencia.

Cuando ella nos abrió la puerta y al ver sus ojos azules por primera vez sentí una enorme calidez. En su mirada había tanta amabilidad y dulzura que mi pequeño miedo porque me rechazara se desvaneció.

—Hola mamá —él la saludó en medio de un abrazo.

—Hola cariño, ¿Cómo has estado?

—Muy bien mamá.

Ella sonrió y luego me miró.

—¿Y está niña tan preciosa?

—Em, bueno. Tengo un par de cosas que contarte —le dijo aclarándose la garganta—, pero, antes que nada. Charlotte —se giró hacia mí—. Ella es Sally Jackson, mi madre.

—Hola — saludé tímidamente—. Soy Charlotte Chase.

—Que lindo nombre —ella me sonrió y luego miró a su hijo—. Supongo que ella es otra hija de Poseidón, se parece demasiado a ti y a tu padre.

—Sí, sobre eso —Percy parecía nervioso—. Charlotte no es hija de mi padre.

—Ah, ¿no? —ella murmuró alzando una ceja.

—No —dijo mientras tomábamos asiento en su sala—. Eso es de lo que te quiero hablar.

—B-bien, te escucho —respondió, sintiéndose evidentemente confundida.

—Bueno —Percy comenzó a jugar con sus manos—. Hace trece años yo... tuve una relación breve con una chica, por la guerra nos separamos y le perdí la pista.

—Okey —su madre murmuró, creo que empezando a entender hacia donde iba todo esto.

—Y yo no supe que ella había quedado embarazada de mí, hasta ahora.

—Entonces... ¿Estás tratando de decirme que ella —me miró— es tu hija?

—Sí. Charlotte es mi hija.

Su madre se quedó en silencio unos segundos y luego una risa nerviosa escapó de ella.

—Tengo una nieta.

—Sí, mamá.

Ella pareció salir de la sorpresa, dejó su asiento para venir hasta nosotros y en cuanto lo hizo me envolvió en un super amoroso abrazo. Y tengo que admitir que se sintió muy bien ese abrazo maternal, ella olía a galletas recién horneadas, pero a la vez también me sentí un poco triste al recordar a mi mamá.

—Se parece tanto a ti cuando tenía tu edad —escuche como le decía a mi padre. Luego ella se separó de mí y me acarició la mejilla con ternura—. Eres tan linda.

—Gracias, señora —respondí con un poco de timidez.

—No, nada de señora, dime abuela.

—Está bien... abuela.

Más tarde llegaron a casa Paul, el esposo de la abuela Sally y Estelle, la hermana menor de papá. Ella me agrado mucho, supongo que se debe a que solo es tres años mayor que yo.

Después de eso pasamos toda la tarde ahí y sobra decir que la abuela me mimo tanto como pudo. Eso la verdad se sintió bien, no sabía lo que era tener una abuela consentidora.

Cuando la noche cayó nos despedimos y al irnos papá me preguntó si quería que me llevara con mamá, a lo que inmediatamente le respondí que no.

—¿Estás segura?

—Sí.

—¿Tu madre podría estar preocupada?

—Ella sabe que estoy contigo... ¿Tienes algún problema con que me quede en tu casa?

—No —negó—. Claro que no, puedes venir y quedarte conmigo cuando quieras. Lo único es que no me gustaría que tu madre esté preocupada sin saber dónde estás.

—Antes de irme le dije que vendría contigo.

—Okey.

A LA MAÑANA SIGUIENTE.

La verdad fue extraño pasar la noche aquí y por estar molesta con mamá, no puede dormir bien pensando en ello.

Cuando la mañana llegó mi humor no era el mejor, me encontraba sumamente triste y ni los deliciosos panqueques azules que me hizo Percy pudieron animarme. A todo esto, ¿todavía no entiendo su obsesión con la comida azul?

—Charlotte, ¿me dirás que paso? —Percy me preguntó mientras desayunábamos, pero yo negué con un movimiento de cabeza—. Puedes confiar en mí, si tienes algún problema yo puedo ayudarte.

Lo miré. Ahora sé que puedo confiar en él, el problema es que no sé cómo decirle.

—Bueno, yo... —dije, pero mis palabras se vieron interrumpidas cuando el timbre sonó.

—Dame un momento —Percy me dijo mientras iba a abrir, por lo pronto yo me quede jugando el último panqueque que había en mi plato.

—¿Charlotte está aquí? —escuché claramente la voz de mamá preguntar.

—Sí, está desayunando.

No puede ser, mamá, vino por mí. Tan pronto lo pensé, ella apareció en la cocina seguida por papá.

—Cariño —ella vino hasta mí y me abrazó con fuerza—, estaba tan preocupada por ti.

—Ella está bien —Percy le dijo con el afán de tranquilizarla.

—Gracias por cuidarla —mamá murmuró hacia Percy y luego me miró a mí—. Cariño, volvamos a casa. Tenemos que hablar.

Cuando mamá dijo eso, inevitablemente a mi mente vino toda la decepción y los malos recuerdos de ayer.

—No —mi voz salió más dura de lo que pretendía mientras me apartaba de su lado—. ¡Yo no iré contigo a ninguna parte!

Los ojos de mamá se cristalizaron con mi grito de rechazo.

—Charlotte —Percy me llamó con un tono de regaño—. No sé qué pasa entre tu madre y tú, pero no le hables así.

Recordé como lo engañó y me enojé.

—No dirías lo mismo si supieras todo lo que ha hecho.

Mamá me miró con una clara súplica de perdón en sus ojos.

—¿Y qué hizo para enojarte tanto? Además de amarte y protegerte todo esté tiempo —él dijo todavía reprendiéndome.

Sus palabras fueron como un puñetazo en el estómago.

—Ella... Ella —quise decirle todo lo que había hecho, pero no fui capaz de acusarla, así que solo conté el final—. Ella sabía que la estabas buscando y se ocultó de ti para que nunca te conociera.

Percy pareció confundido mientras miraba a mamá.

—¿Eso es verdad, Annabeth?

En lugar de responderle mamá me miró.

—Está bien cariño, si es lo que quieres, le diré todo a tu padre —me dijo y de pronto me asusté—. Déjanos solos, por favor —miró a papá—. Percy y yo tenemos mucho de que hablar.

Hija del Mar (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora