TERCERA PARTE

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Después de toda de la aventura de descubrir que los dioses griegos existen, y además enterarme de que soy una semidiosa, el verano llega a su fin. Mañana debo volver a casa con mi madre... y mi padre jamás me reconoció.

Aún no entiendo que hice mal o que no hice. Quizá no tengo la pinta de héroe que mi hermano tiene, talvez Poseidón cree que Percy es suficiente representación para él.

—Hey, no pongas esa cara.

—Por los Dioses, me asustaste —dije saltando sobre mi piel. Me encontraba en la cabaña organizando mis pertenecías, ya que el señor D había amenazado con arrojarlas al foso de lava.

Mire a Percy, ni siquiera lo había escuchado entrar. Ya entendía por qué los monstruos nunca lo veían venir.

—¿Por qué estás triste? —me pregunto.

—Yo no estoy triste —mentí, aparte la maleta de mi cama y me senté en la orilla. Percy camino hasta mí sentándose a mi lado.

—Segura, porque tienes la misma expresión que me da la Señorita Oleary cuando no he jugado con ella en días.

Me reí un poco.

—Me estás comparando con un perro.

—Sí, y déjame decirte que pareces un cachorrito triste. —Se aclaró la garganta—. Sé que estás así por papá, y de verdad no entiendo su silencio... él prometió que no olvidaría a ninguno de sus hijos.

—Los dioses siempre rompen sus promesas —dije recordando la historia de su nacimiento.

Percy me dio una sonrisa a medias.

—Tal vez esto pasó por algo —dijo—. No te preocupes por ello, te prometo que el próximo verano así tenga que llevarte con papá, serás reconocida.

—Gracias —sonreí—. Gracias por preocuparte por mí y por cuidarme todo este tiempo.

—No hay de qué, eres mi hermanita.

—Oye, ya deberías ir pensando en tener hijos, creo que serías un buen papá. —Sonreí—. Espero que ahora sí busques a esa chica de la que me hablaste.

—Lo intentaré, aunque no tengo ni la menor idea de donde buscar. Hace 13 años que no sé nada de ella.

—¿Y ya la buscaste en su casa?, quizá ella sigue ahí o su familia sabe dónde está.

—No conozco a su familia —Percy sonrió con ironía—. Tampoco sé donde vive.

—¿Cómo que no sabes?, ¿Qué clase de novio fuiste? —dije sin poder creerlo.

—Hey, tranquila. Tengo una explicación —dijo—. No conozco a su familia porque solo estuvimos juntos un mes, fue antes de la guerra contra Cronos. Y no sé dónde vive porque cuando nos conocimos fue en una playa en la que estaba de vacaciones... Y todo fue muy rápido, tuve que irme de improvisto por la guerra, así que ni siquiera pude despedirme de ella.

—¿Qué hacías en una playa cuando la guerra contra Cronos estaba por comenzar? —dije sacando mis propias cuentas.

—Estaba cansado —dijo mientras suspiraba—. Llevaba casi 8 años en una agobiante vida como semidiós, así que por un corto momento quise sentir que era ser un mortal más, así que fui a esa playa —Percy se revolvió el cabello—, solo pensaba quedarme un par de días, pero tan pronto llegué la conocí y el tiempo se me paso a su lado hasta que ya no tuve más opción que irme. Cuando la guerra termino volví, pero ella ya no estaba ahí.

—Eso suena muy trágico... Pero en serio jamás te dijo algo, no sé de donde era, si había algún lugar al que le gustara ir.

Percy negó.

—Lo único que sé de ella es su nombre —Percy volvió a suspirar—. Annabeth Chase.

Anna... ¡¿Qué?!

—¿Qué? —dije, y estoy segura de que si hubiera estado bebiendo algo lo habría escupido.

—Annabeth Chase —dijo y frunció el ceño—. ¿Por qué me miras así?

—M-me puedes hablar de tu Annabeth —dije con la voz temblorosa.

—Claro —una sonrisa adorno su rostro—, ella era una chica hermosa, inteligente, valiente... recuerdo sus bonitos ojos grises que parecían una tormenta, tenía un bonito cabello rizado —dijo dándome un vistazo—, así como el tuyo, pero el suyo era dorado como el de una princesa.

Mis ojos se aguadaron y él lo noto.

—¿Qué pasa, Charlotte?

No entiendo nada, esto es una broma o los dioses están jugando conmigo.

—Es qué...

—¿Qué?

—Es que mi mamá se llama Annabeth Chase y tú acabas de describirla a la perfección.

—T-tu madre se llama Annabeth —murmuró con el asombro claro en su rostro. Percy se puso de pie y comenzó a caminar de aquí allá por unos segundos hasta que volteo a mirarme—. ¿Ella alguna vez te menciono como conoció a tu padre?

—Ella no me dijo mucho, solo que se habían conocido en la playa de Rockaway —Percy se apretó el puente de la nariz— y que un día él se fue sin avisar.

—Sí, fue justo ahí, pasé más tiempo del planeado en Rockaway —dijo— y la guerra comenzó tan pronto que una noche me vi obligado a irme... Eso fue un agosto hace 13 años —Percy volvió a mirarme y se puso a contar—... Septiembre, octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo, abril, mayo... ¿Naciste en mayo?

—Sí, el 12.

—Dioses... —dijo revolviéndose el cabello mientras yo me moría de nervios—. Ahora entiendo por qué Poseidón nunca te reconoció como su hija si claramente eres una niña del mar. —Me miró—. No eres su hija, yo soy tu pa...

—No lo digas —dije.

Esto es demasiado para mí, pase todo este verano creyendo que Poseidón es mi padre y ahora resulta que es mi abuelo, y, por otra parte, Percy... Dioses, él no se parece en nada al hombre con el que mamá ha estado enojada todo este tiempo por abandonarla.

—Charlotte —dijo dando un paso hacia mí—. Yo soy tu padre.

—Sí —dije mientras lo procesaba—. Eres mi padre, y mi madre te odia.

Hija del Mar (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora