DÉCIMA PARTE

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Me recargué contra la pared. Esto era demasiado para procesar. El silencio lo había atrapado todo, y comenzaba a parecer incómodo.

—Entiendo que estés molesto —mamá rompió el ensordecedor silencio— y que quizá ninguna disculpa sea suficiente para que me perdones por el daño que te hice...

—Exactamente, ninguna disculpa es suficiente.

—Lo sé, y por eso no voy a luchar una guerra que ya tengo perdida. Ahora lo único que me importa es poder hablar con mi hija. Tengo que explicarle...

—Charlotte no quiere verte —papá sentenció con rapidez—. Y creo que eso es lo mejor por ahora.

—¿Qué? —el ceño de mamá se frunció.

—Lo mejor es que Charlotte se quede conmigo —él la miró con dureza—. Está enojada contigo, y siendo sincero, no sé si seas una buena influencia para ella.

—No estás hablando en serio, ¿verdad?

—Estoy hablando muy en serio.

La expresión de mamá pasó en un segundo de confundida a furiosa.

—Escúchame muy bien, Percy. Charlotte es mi hija y tú no vas a alejarme de ella solo porque estás enojado conmigo. Lo que sucedió entre nosotros es algo completamente aparte.

—¿Por qué no? —Papá parecía inmune a la ira de mamá—. Tú me alejaste de ella por ser "peligroso" —dijo haciendo comillas en el aire—, es justo que yo pueda hacer lo mismo si tú no eres un buen ejemplo para ella.

—Desde que descubrí mi embarazo no he hecho nada de lo que pueda avergonzarme. Lo único que he hecho es todo lo posible para protegerla. Charlotte es lo más importante para mí, y lo único que quiero es que sea feliz —rodó los ojos—. Créeme, lo último que haría es dejar que ella cometa mis errores.

—Seguro que sí —él dijo con un tono de sarcasmo, y su mirada me dijo que la verdadera pelea estaba por estallar en cualquier segundo.

No pude soportarlo, y al primer indicio de un nuevo comentario mordaz, salí de mi escondite.

—Por favor, ya no discutan —susurré saliendo de la oscuridad del pasillo.

Papá y mamá me miraron, dándose cuenta de que los había estado escuchando.

—Cariño, yo... —mamá dio un paso hacia mí, pero se detuvo, mirándome como si temiera mi rechazo. En ese momento me sentí aún más culpable, y como la niña que aún soy, me lancé a sus brazos buscando perdón.

Mamá me devolvió el abrazo.

—Perdóname —murmuré tan bajo que temí que no me hubiera escuchado.

—No hay nada que perdonar —ella dijo, dejando un beso sobre mi cabello oscuro.

Detrás de mí sentí la intensa mirada de papá, quien posiblemente aguardaba respuestas. Pero en este momento, lo único que quería era que mi madre no me soltara.

Pasó lo que casi se sintió como una eternidad, y entonces sentí la mano de papá sobre mi hombro.

—Charlotte...

Lentamente, me solté de mamá para poder mirarlo. Fue entonces cuando me percaté de que había derramado algunas lágrimas. Me limpié las mejillas con el dorso de las manos.

—Voy a ir con mamá —le dije.

—Charlie...

—Quiero ir con ella —lo corté—, necesito ir con mamá —dije, ahora mirándola—. A menos que no quiera que regrese con ella.

—¿Cómo puedes siquiera sugerir eso? —mamá me acarició el rostro—. Nunca querría que te alejaras de mi lado —me miró a los ojos—. Eres lo más importante para mí.

Le di una pequeña sonrisa a mamá y luego lo miré a él.

—Perdón, pero ahora quiero ir con ella... aun así, no quiero perderte —le dije.

—No lo harás, eres mi hija y de ahora en adelante siempre estaré en tu vida —sus ojos verde mar miraron un segundo a mamá—. Voy a respetar tu decisión, solo quiero que sepas que aquí siempre habrá un lugar para ti.

—Gracias... papá —murmuré, mientras le daba un inesperado abrazo que él correspondió al instante.

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⏰ Última actualización: Jun 09 ⏰

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Hija del Mar (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora