Capítulo 1: ciento setenta y nueve.

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Pasaron los días. Las semanas volaron más rápido que nunca. Y, sin yo quererlo, me encontré a punto de terminar los exámenes finales del último curso de secundaria.

Y aún no le había comentado a mis padres mi recién adquirido sueño de estudiar medicina.

Pero había llegado el momento.

Miré el reloj. Ya daban las diez de la noche y todavía no había terminado de repasar el examen del día siguiente. Sin embargo, ya no lo aguantaba más debajo de mi lengua, necesitaba contarle a mi madre todas las ilusiones que se deslizaban por mi mente.

En los últimos meses me había acostumbrado, justo antes de dormirme, acurrucada bajo mi edredón rosa, a imaginarme a mí misma con una bata blanca paseando por los pasillos del hospital, con un pijama verde dentro de un quirófano y con un bonito vestido formal acudiendo a un congreso sanitario.

Demasiada imaginación, a mi modo de ver.

Me separé del escritorio de madera oscura que se encontraba bajo la ventana de mi habitación. Mi silla aterciopelada de color blanco tenía unas pequeñas ruedas en las patas que me permitían desplazarme hasta la puerta del cuarto sin dar ni un solo paso.

Miré mi cama deshecha y resoplé. Tenía un cúmulo de ropa arrugada en la esquina que limitaban la pared, la cama y el armario. Si mi madre lo hubiera visto…

Salí de la habitación y descendí por las escaleras de madera hasta llegar a un pasillo que desembocaba en la salita de estar.

Allí encontré mi madre medio estirada en nuestro sofá de cuero negro. Estaba muy concentrada estudiando unos apuntes.

-        Buenas noches mamá… Siento molestarte… - dije suavemente.

Yo sabía que interrumpir a la doctora Breaker era un deporte de alto riesgo.

Sus ojos se desplazaron del papel hacia mi cara. Después sonrió y se quitó las gafas sin montura que utilizaba para ver de cerca.

-        Hola Becca. No te preocupes, no puedo estudiar más… Me va a estallar la cabeza – depositó todos los folios sobre la mesita que había frente al sofá y me hizo un gesto para que me sentara a su lado.

Avancé hacia ella.

-        ¿Vas a dar una conferencia? – pregunté ilusionada. Tal vez, en aquella ocasión, podría convencerla de que me dejara asistir.

-        Sí, sobre una nueva técnica que estamos utilizando para operar vesículas. ¿Ya has terminado de estudiar tu examen?

Volteé mis ojos hacia arriba.

-        Yo tampoco puedo más – musité.

Ella echó a reír.

-        Parece mentira, Becca. Con lo poco que estudias… Siempre para el día de antes… De verdad, no sé cómo lo haces para venir a casa con esas calificaciones.

-        Lo habré heredado de ti – le hice la pelota. Sí, fue rastrero, pero lo hice de todas maneras.

Mi madre negó girando la cabeza de derecha a izquierda. Sus ojos verdes se hallaban inyectados en sangre.

-        Yo estudiaba mucho más que tú, y aún así no me hacía con tantos sobresalientes.

Sí, aquel era el instante. Supe que tenía que decírselo.

Becca Breaker(I): Contigo © Cristina González 2013/También disponible en Amazon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora