Capítulo 26.- Placeres y Consecuencias de Luz y Armonía (705)

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Lucero

Era Domingo, Alaia había ido a visitar a su madre, nos dijo que necesitaba hablar a solas con ella.

—¿Qué deseas hacer ahora? —preguntó Alan, no pasado mucho del medio día y ya habíamos terminado de lavar todo lo que habíamos ensuciado para almorzar.

—No lo sé, estoy cansada pero no quiero dormir —respondí estirándome un poco mientras me dejaba caer a nuestros colchones.

—¿Entonces porque te acuestas? —preguntó el. Yo pasé mi mano a mi espalda para soltar mi sostén

—¿Quieres descubrirlo? —intenté un tono seductor. El soltó una risa.

—¿Esa voz es la más seductora que tienes?

—Yo no me dedico a esto Alan —dije arrugando el rostro—. ¿Acaso no te gusta?

—Claro que si —me respondió antes de darme un corto beso—. ¿Puedo desvestirte?

—Solo si yo puedo desvestirte a ti.

Así empezamos besarnos, sentí sus besos en mis pechos, en mi cuello, mi panza, mis piernas.

—Más, no te detengas —pedí retirándole su ropa interior.

—¿Segura? —preguntó sin soltar mi cuello.

—Quiero que me des más de lo que le has dado a ella —respondí sin soltarlo.

—Necesito ir por… —sabía de lo que hablaba, Alaia había dejado una caja de codones en nuestro baño la primera semana tras que vine. Pero la caja seguía casi intacta, no había sido usado ninguno, me daba vergüenza.

—No —susurré—, quiero que nuestra primera vez sea natural —pedí, entonces comprendí que no era solo Alaia no quería que tener que esperar, no quería que esto parara.

—Pero…

—Por favor —rogué retirando mi propia ropa interior. Los siguientes minutos fueron aún más nuevos para mi, aunque me tomó un rato largo convencerlo.

Finalmente quedamos ambos exhaustos uno al lado del otro. No sabría decir si habíamos llegado a nuestro climax, no tenía la experiencia para decirlo.

—¿Como lo sentiste? —preguntó con una voz que demostraba que seguía sin recuperarse.

—No fue como lo esperaba —respondí—, fue mejor.

Un rato después, cuándo finalmente me levanté a bañarme la apertura de la caja de condones, ella se enojaría si se enteraba que no lo habíamos usado para hacerlo.

Unas horas después llegó Alaia, y aunque no fue al baño directo, notó que estaba abierta después de cenar.

—Vaya parece que cierto par ya es mayor —se burló en mi oído—. ¿Cómo fue?

—Mejor de lo que creía posible —respondí sonrojada.

—Y eso que no tienen experiencia, apuesto a que será mejor con el tiempo —me susurró.

Todo parecía genial, las siguientes semanas pasaron normalmente hasta que de pronto algo ocurrió, mientras lavaba los platos Alaia llegó a mi lado.

—¿Cuándo te bajo el mes pasado? —me preguntó.

—Me parece que entre el 1 y el 4 ¿por qué? —respondí intentando hacer memoria.

—Lo sabía —respondió parecía frustrada por algo, ¿qué le pasaba? Ella me conocía suficiente para saber mis fechas ¿Qué le ocurría?—. Necesito que uses esto. —indicó dejando una caja a mi lado. La observé, una prueba de embarazo.

—¿Qué? ¿Por qué? —pregunté confusa.

—Por qué vas 2 semanas de retraso —explicó mostrándome su celular—. Tal vez se haya dañado un condon que usaron o tal vez solo tienes un desbalance hormonal, hablaremos luego, por el momento hay que saber que ocurre.

—Yo… nosotros no usamos condon nuestra primera vez —susurre tomando la prueba mientras iba al baño.

Ella abrió los ojos tanto que a penas me parecía posible, y se puso a revisar algo en su celular. Al salir del baño le entregue el dispositivo sin revisar.

—Eres tonta, me acabo de dar cuenta que fue justo en tus días fértiles —dijo ella frustrada—. Me lo debiste haber dicho y te compraba una pastilla o algo.

—Yo no lo sabía, no pensé que… ¿Qué dice la prueba? —pregunté ella observó su celular.

—Tardará un rato más en responder.

—¿Tendré que abortar si sale positivo? —pregunté un poco asustada.

—Esa decisión tómenla Alan y tú, yo no tengo derecho a opinar.

—Tu preferirías que abortara —suspiró.

—No sé si estás lista para esto y será bastante más difícil todo, pero si deciden tenerlo sabes que te ayudaré en lo que pueda —observó la prueba finalmente, habían 2 rayas coloreadas en ella—. Tienes que hablar con Alan.

El Novio de mi Mejor Amiga Donde viven las historias. Descúbrelo ahora