11|Cómo pasar de ser Idol a amo de casa por tu esposa.

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Actualidad:

28 de Junio, 2022.

Corea del Sur, Seúl.

1:00 p.m

Amo tanto a Yeseul que ser amo de casa no me importa, además mi esposa se pone cachonda cada que me ve usando los delantales que me regaló (y eso que fueron regalos de broma), así que termina quitándome toda la ropa de tres a seis veces por día (a excepción de los fines de semana pues esos dos días me termina dejando casi seco);

—¿Te sientes bien, Kook? —me preguntó HaNa (quién se la pasa ahora más tiempo aquí, en el piso departamental de mi esposa).

—Sí —respondí—. ¿Por qué?

—Te ves... —se lo pensó antes de terminar por decir:— demacrado.

Pero si Yeseul se ve tan radiante, no entiendo por qué yo tengo que verme demacrado, o sea, no me parece justo.

—Puede ser el estrés —excuse.

—Entonces dile al estrés que tú eres un ser humano y con sólo dos veces por día está bien —soltó divertida.

La miré mal.

Jamás le diría eso a mi esposa porque me gusta demasiado tener sexo con ella más de tres veces por día a que me tenga en abstinencia como antes.

—Absolutamente no te haré caso —dije.

HaNa se encogió de hombros. Seguía divertida. —Allá tú, Kook. Si mueres no es mi problema.

—Aún si muriera mañana en los brazos de mi esposa —le dije—, sería el hombre más jodidamente feliz del mundo, Choi HaNa.

HaNa rió. —Lo que hace el amor.

Pasados unos minutos después, llegó mi esposa para almorzar los tres juntos;

Le sonreí. —Bienvenida a casa, amor.

También me sonrió. —Estoy de vuelta, Cariño.

HaNa nos daba nuestro espacio (la mayor parte del tiempo), y hoy no fue la excepción;

—Yo iré preparando la mesa —dijo antes de saludar a mi esposa e irse.

Inmediatamente no estuvimos en su campo de visión, acorrale a mi esposa contra la pared para besarla como deseaba. Me adueñe del área tras su nuca con mi mano izquierda (profundizando) y de su espalda baja con mi mano derecha (sosteniendola);
pero no me atreví a explorar más allá de esas áreas porque había visita y luego no podríamos quitarnos la ropa lentamente para terminar haciendo el amor;

—Vamos a comer —corte el beso. La herida en mi labio inferior ya estaba cicatrizada y sanando gracias a los excelentes cuidados que me proporcionaba mi esposa.

—Me gusta ser recibida así —rió mi esposa.

Besé castamente sus labios antes de que HaNa nos informara (alzando un tanto la voz) que la mesa ya estaba lista;

—Si, si —le dije a HaNa caminado de la mano con mi esposa hacia donde ella se encontraba—. Ya vamos.

Entonces dejé a mi esposa sentada en la silla que siempre ocupaba para comer, y HaNa se sentó frente a ella para platicar mientras yo servía la comida que preparé;

—Gracias, Kookie~ —dijeron las dos al unisono, intencionalmente.

Reí mientras negaba con la cabeza, divertido.

—¡A comer, chicas! —dicho eso, empezamos a comer.

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Oh, mi amor [J.J.K]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora