Domde son mpleados de un restaurante de día, cazadores de demonios de noche.
O...
Donde estos espíritus malignos poseen a los humanos que han cometido asesinatos o tienen un fuerte deseo de asesinar, aumentando su deseo de matar y consumiendo finalm...
Al terminar de hablar y comer los dos adolescentes informaron que ya se irían a sus casas, mientras caminaban tranquilamente por la acera Moon recibió una llamada, contestó alegre al ver que era uno de sus mejores amigos, pero se aterró por completo al ver a su amigo golpeado y su amiga inconsciente a lo lejos al lado de todos esos matones.
Yu-na lo observaba por el rabillo del ojo, se veía tan preocupado, era obvio que no se iba a quedar de brazos cruzados.
—Tengo que irme, mis amigos están...
—Lo sé, no tenemos tiempo.
—¿Tenemos? No obtuvo ningún tipo de respuesta, ella ya había empezado a correr.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Antes de adentrarse en esa fabrica abandonada se ató el cabello y se puso un cubrebocas.
Moon gritaba el nombre de sus amigos mientras adivinada en donde estaban hasta que llegaron a donde estaban los matones, eran tantos... aunque no sería difícil, al menos no para ella.
—Moon, no te resistes —le dijo su amigo, el nombrado quiso correr hacia él pero dos tipos se interpusieron.
—¿Eres tan inútil como para traer una chica de escudo?
—¿Perdón? —Yu-na levanto una ceja.
—Lo has escuchado bien —la miró— ¿Por qué usas cubrebocas? ¿tienes una fea cara?
—No, lo que pasa es que mi belleza los puede deslumbrar y no se concentrarían en la pelea —movió los brazos y descargó su mochila junto a una columna.
Tiraron a Moon al suelo y uno de los abusadores se levanto:—¡Si! a eso me refiero, un rascacielos se erguirá sobre sus tumbas. Tú epitafio será: "taesin apartamento cinco", hijo de perra —otro se rió, ¿se suponía que eso tenía que dar risa?
—¿Cómo pudiste hacerles esto?
—Corran —lloriqueo el amigo.
Y ella estaba ahí, viendo todo como si fuera un película. Pero estaba harta, tanto de los abusadores como de lo débiles que eran sus amigos que ni le podían decir las cosas a un adulto. Se acercaba a los amigos de su compañero, pero uno de los matones se paró frente a ella.
—¿Qué crees que haces?, es mejor que te vayas, no es lugar para niñas.
—¿Desde cuando un abusador como tú se preocupa por algo así?
Ay no, parezco defensora de la gente.
El muchacho no pudo responderle puesto a que Yu-na le había proporcionado una patada en la entrepierna tan fuerte que lo tiró al piso, luego siguió caminando a los heridos como si nada.