Minho jamás tuvo el deseo de enlazarse con nadie, de hecho disfrutaba mucho ser el alfa libre que era hasta ahora. Sin embargo, cuando estar legítimamente casado representa un requisito para heredar la empresa familiar no tiene otra alternativa más...
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La escandalosa risa del alfa frente a él empezaba a desesperarlo a un nivel que pocas veces llegaba, en ese momento se pregunta si fue buena idea contarle al respecto de su decisión de casarse porque en lugar de darle apoyo moral o esas mierdas que los amigos solían hacer, simplemente se estaba burlando en su cara, como si hubiera escuchado el chiste más gracioso de su vida. Hijo de puta.
—Oye idiota, no te conté esto para que te rieras de mí. Ni siquiera veo en donde está lo gracioso. —recrimina cruzando sus brazos y dedicándole una mala mirada al castaño sin ningún ápice de gracia.
—Lo siento, lo siento. —dice a duras penas entre risas, deteniéndose cuando Minho le da un puñetazo no tan fuerte en el hombro. —Ay, perdóname de verdad, es que te imaginé de pie frente al altar y no pude evitarlo, pensé que estabas haciendo una mala broma. —limpia unas traviesas lágrimas de las esquinas de sus ojos, producto de su risa.
Minho bufa y rueda los ojos. —Pues hablo en serio, y necesito tu ayuda para elegir un buen candidato. Si todo sale bien, debería estarme casando en aproximadamente tres meses o menos.
El australiano ladea la cabeza, curioso porque su mejor amigo no se andaba con rodeos.
—¿Ahora soy un casamentero? —inquiere con diversión, pero alza las palmas de sus manos en señal de paz cuando Minho le dedica otra de sus miradas de muerte. —De acuerdo, buscaremos un omega indicado, aunque debo admitir que me sorprende que me pidas esto a mí cuando tu padre fue quien sugirió la idea, ¿por qué no simplemente te consiguió a quien considerara adecuado y te ahorrabas todo esto?
—Esto es algo que debo manejar por mi cuenta, sólo él y yo lo sabemos, —mira a su amigo. —bueno, y ahora tú por supuesto, así que necesito discreción, nadie de mi familia debe enterarse o será un asunto demasiado difícil de sobrellevar, sin mencionar que si esto llega a manos de la prensa será la comidilla por el resto del año. No quiero que mi presidencia se vea afectada por algo como eso.
Christopher parece estar meditando la información recién recibida, ahora que ponía las cosas así tenía mucho sentido. Un matrimonio arreglado quizás no era la gran cosa, después de todo era muy común que la gente rica hiciera ese tipo de alianzas para obtener un bien monetario, político o social, pero los medios harían un diluvio en un vaso de agua si algo como eso se llegara a saber abiertamente, por eso Minho evitaría a toda costa que aquello saliera a la luz, ocultándolo hasta de su propia familia. Además, probablemente también quisiera ahorrarse un sermón de parte de Yoongi y reproches de sus hermanos.
—Además estás a nada de casarte, así que supongo que puedes ayudarme a elegir un compañero que se acople a lo que necesito. No sé, tú sabrás más de esa mierda que yo.
Christopher sonríe de lado cuando lo escucha decir en ese tono entre nervioso y tímido, pero a la vez buscando verse desinteresado. Entendía su actitud, no es nada usual ver a Minho pidiendo ayuda en el ámbito amoroso, aunque claro que en las circunstancias en que se daría su matrimonio habría de todo menos amor de parte de ese necio alfa, al menos eso es lo que cree.
