Minho jamás tuvo el deseo de enlazarse con nadie, de hecho disfrutaba mucho ser el alfa libre que era hasta ahora. Sin embargo, cuando estar legítimamente casado representa un requisito para heredar la empresa familiar no tiene otra alternativa más...
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El proceso de crear su propia marca fue más fácil de lo que imaginó en un principio, aunque claro, con ayuda de una docena de asesores por supuesto que lo sería. Durante las últimas tres semanas estuvo trabajando arduamente con cada uno de ellos para pulir cada una de sus ideas y llevarlas a la perfección.
No es necesario decir que de no ser por el equipo que le asignó Minho seguramente no habría podido avanzar tan rápido y eficazmente.
Por lo mismo que había estado saturado de trabajo hasta la coronilla, no tuvo la oportunidad de hablar o tener alguna cita con Minho; en parte también se debía a que el alfa tenía sus propias responsabilidades y sus horarios nunca coordinaban. Estaba bien para él, de todas formas tendría mucho tiempo para verlo después de que contrajeran matrimonio.
Ah, cierto, la fecha de la boda tampoco había sido enmarcada en el calendario. Si a duras penas le había visto en los pasillos de la empresa por supuesto que no habían discutido el tema aun, de hecho, ni siquiera tenía el anillo de compromiso adornando su anular; no era reclamo, para nada, solo una observación nada más.
Como sea, terminó el boceto de su traje un par de días atrás y ahora finalmente había pasado al trabajo con las telas. No era necesariamente extravagante, pero la inspiración en la alta costura europea estaba ahí.
También se había tomado la molestia de dibujar un boceto para el traje de Minho; claro que tenía en cuenta que no lo usaría, nunca acordaron tal cosa y el alfa probablemente ya tenía a Gucci o Armani como opciones para encargarse del diseño de su vestimenta, sin embargo, se permitió soñar que Minho llevaría su diseño con orgullo el día de su boda, conservando la imagen mental como un anhelo tan lejano como el cielo.
El lado positivo es que su carga de trabajo disminuiría debido a que ya había hecho todo a su alcance con las ideas y el concepto de su marca, ahora el equipo de marketing y los asesores legales estarían más metidos en el proyecto, con su tutela por supuesto, pero podría fácilmente supervisar el trabajo desde afuera, aportando ideas cuando lo viera necesario.
Parecía que finalmente la vida le sonreía y no podía estar más satisfecho.
—Señor Han, disculpe por molestarlo, pero lo esperan en la oficina del señor Lee para discutir un asunto de suma urgencia. —Jeongin, quien ha interrumpido la charla con la encargada de marketing, lo mira desde el marco de la puerta con la expresión impasible de siempre. Jisung podría jurar que era la misma cara que Minho ponía casi todo el tiempo.
Se retira siguiendo a Jeongin luego de ofrecerle una disculpa a la mujer, prometiéndole que seguirán con su conversación después de la hora del almuerzo.
—¿Tienes alguna idea de que pueda querer o no te lo dijo? —pregunta con los brazos cruzados y las cejas hundidas una vez se encuentran dentro del elevador.
—Realmente no sabría decirle con exactitud, pero supongo que es respecto a su compromiso.
Jisung asiente lento, analizando esa opción y la verdad es que es lógico, ya se había tardado en darle noticias de su boda. La idea seguía pareciéndole irreal, había días en las que se despertaba con la impresión de que todo había un sueño, una fantasía creada desde su imaginación a la que había dejado volar de más, pero el solo pensamiento era borrado en cuanto pellizcaba con algo de fuerza su propia piel, el ardor en ella era lo suficientemente fuerte para dar crédito de que todo estaba sucediendo de verdad, en su plano terrestre y actual.
