Capítulo 14.

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La temperatura en la oficina y entre sus cuerpos aumenta con cada beso, caricia y prenda en el piso

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La temperatura en la oficina y entre sus cuerpos aumenta con cada beso, caricia y prenda en el piso. Los sonidos obscenos mueren en la boca contraria, deformándose en jadeos sin sentido y gemidos que a ninguno de los dos les preocupa que lleguen a oídos ajenos, pues Minho le había asegurado que las paredes estaban diseñadas para mantener el ruido puertas adentro.

Jisung suelta un gemido indecoroso en el momento que la lengua del pelinegro recorre su cuello expuesto, sus muñecas siendo aprisionadas arriba de su cabeza por una mano de Minho mientras está boca arriba contra uno de los cómodos muebles de la mini sala que convenientemente tenía instalada.

La camisa del alfa está abierta hasta el último botón, permitiendo una imagen clara de su pecho y abdomen que derrite el cerebro de Jisung en pensamientos nada inocentes que se deshacen en un quejido cuando Minho le abre las piernas y las enreda en su propia cadera, frotando directamente sus erecciones desnudas.

—¡Minho! —la exclamación que abandona su boca suena lastimera, arrastrando la sílaba final de su nombre.

—Eso te gusta, ¿no es así, cariño? —pregunta con una media sonrisa pintada en sus labios, respirando con dificultad y apropósito en el cuello del menor.

A duras penas pudo asentir, sintiendo la libertad de sus muñecas que empezaba a arderle por la presión ejercidas sobre la piel.

Minho observa su rostro ruborizado, los labios entreabiertos e hinchados y los ojos desorientados sumidos en placer, una imagen que hace palpitar su corazón y algo más.

Abre el paquete plateado que dejó minutos antes sobre la mesita para después colocarse el condón lo más rápido que las piernas de Jisung se lo permiten. Por suerte sus dedos ya habían hecho el trabajo de expandir su interior y prepararlo para él, así ahora podía pasar a la mejor parte.

Entra en él de a poco sin perderse la forma en que su boca se abre sin soltar ruido alguno y en como sus ojos se cierran por la lentitud con la que es llenada su zona sensible. Sus manos escalan por sus hombros y le entierra las uñas en la piel, apenas sintiendo un leve ardor que es borrado por la satisfactoria sensación de sus paredes calientes.

Cuando las piernas de Jisung se afianzan en sus caderas se da cuenta que es la señal que necesita para empezar con el vaivén de sus embestidas. Los gemidos agudos de Jisung no se hacen esperar, tampoco los gruñidos bajos del alfa. Ambos están eclipsados por el deleite que sus cuerpos unidos experimentan con cada estocada, el omega ni siquiera es capaz de protestar cuando los dedos de Minho se ciernen de manera posesiva en su cintura. Sus huellas dejarán marcas, de eso no hay duda; encontrarse gustoso por tal acto es en realidad lo que le lleva a cuestionarse a sí mismo.

El acuoso sonido pugna en sus oídos con descaro, Jisung agradece enormemente estar en una posición donde le es más fácil recibir las embestidas sin cuidado del alfa. Durante el celo no se detuvo mucho tiempo en comprobar su tamaño, pero ahora siente que todos los rumores indecorosos sobre lo grande que era son una verdad de la cual podría dar testimonio.

Lazo por beneficio » minsung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora