Minho jamás tuvo el deseo de enlazarse con nadie, de hecho disfrutaba mucho ser el alfa libre que era hasta ahora. Sin embargo, cuando estar legítimamente casado representa un requisito para heredar la empresa familiar no tiene otra alternativa más...
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Que vueltas que da la vida, ¿no es así? A los quince podrías estar soñando con tener una velada bajo la luz de la luna con el codiciado Lee Minho y a los veintitrés estar arreglándote para justamente ir a una cita con él. Irónico.
Y ahí lo tienen, viéndose por quinceava vez frente al espejo y echándole un vistazo al reloj de pared en su habitación, haciendo una cuenta mental de cuanto faltaría para que pasaran a recogerlo.
Le gustaba lo que veía, la camisa manga larga con el overol caqui de short amoldaba bien su figura, las medias y botas color avena también eran de su agrado, incluso la boina ámbar en su cabeza le parecía bonita y muy a su estilo, pero su omega se sentía nervioso a morir, chillando y liberando feromonas con toda libertad en esas cuatro paredes.
No entendía la determinación por impresionar al alfa, a fin de cuentas todo era un teatro armado sin ningún vínculo de por medio más que un pedazo de papel, entonces ¿cuál era el problema? Ni él sabía esa respuesta, pero quizás tenía que ver con que admiró ciegamente a Minho durante muchísimo tiempo, pese a todo su omega hace tiempo que lo quería de cierta forma. Podría ser eso, un instinto natural de su casta al querer la aprobación de un alfa o algo más, quien sabe.
—Por amor a la luna, Jisung, ¿puedes mantenerte quieto por favor? Todavía no termino con tu maquillaje. —de su boca sale un resoplido que expresaba lo hastiado que se sentía al no poder terminar con su labor inicial.
—Ay, perdón Hyunjin, es que estoy ansioso. —responde sentándose de nuevo frente al alfa
El nombrado vuelve a tomar la brocha ya pigmentada con el café más claro de la paleta de sombras para pasarla por su párpado chisteando la lengua al mismo tiempo.
—No puedo creer lo que ha cambiado tu vida, hace no mucho todavía ni novio tenías y ahora estás comprometido con un empresario millonario influyente en el mundo de la moda. —dice con asombro terminando con su parpado, ahora tomando un marrón oscuro para darle algo de profundidad a los ojos.
Jisung ríe bajito no tanto porque le causara gracia el comentario, sino porque de esa forma se liberaba un poco de los nervios que lo atacaban en ese momento.
—¿Quieres un té de manzanilla? Te ves como un lunático al borde de la demencia. —Seungmin que aparentaba dormir en su cama, dice abriendo los ojos de a poco recargándose sobre uno de sus brazos flexionados contra el colchón.
El omega vuelve a reír apenado, sabía de sobra que sus propias feromonas habían llegado a su hermano al punto de no poder conciliar el sueño, en parte no era su culpa porque mantener su aroma bajo control era una tarea que se la dejaba a los inhibidores y justo ese día se encontró con que su bote de pastillas estaba vacío.
—No te preocupes Seung, ya se me pasará. —Hyunjin le dice que mire hacia arriba para que pueda aplicarle delineador y sigue su indicación.
El beta no satisfecho con esa respuesta vuelve a hablar. —¿Por qué estás tan nervioso? Has tenido muchas citas antes, además esta ni siquiera cuenta porque no es real. No lo entiendo.
