HERSHE

Pijamada

Al día siguiente...

Tal y como se dijo en las noticias, la zona de bajas presiones traerá consigo precipitaciones dispersas durante todo el fin de semana. Debido a la mañana lluviosa, la madre de Jennie decide llevarla hoy a la oficina para ahorrarle las molestias del desplazamiento, lo que la convierte en el primer miembro de su equipo que llega ese día.

Encendió su PC sin molestarse en mirar su mensajería instantánea porque sabe que Lisa aún no ha llegado. Al parecer, Lisa se ha levantado un poco tarde hoy. Anoche tuvieron una larga llamada, que se produjo después de llegar tarde a casa tras su cita para cenar.

Jennie sacó su teléfono para releer un mensaje de Lisa de hace treinta minutos:

Estoy conduciendo. Nos vemos luego. Te quiero.

Jennie se tapó la boca para intentar reprimir un grito que se le escapó de la garganta. Hasta ese momento, no se atrevía a creer que ahora estaban juntas, que Lisa era suya, que de las numerosas fans de la oficina era ella la que había captado la atención de esta última.

"Supongo que esa sonrisa significa que ya estás bien".

Una voz fría procedente de atrás la sobresaltó. Jennie estaba tan en las nubes que no se dio cuenta de que Rosé ya estaba mirando por encima de sus hombros.

"¿Es Lisa?" preguntó Rosé, volviendo a su mesa para dejar su bolsa.

En lugar de confirmarlo, Jennie miró a su amiga. "Sigo enfadada contigo, ¿lo sabes?".

"¿Enfadada conmigo por qué?"

"Por decírselo a Lisa".

"Oh, eso. Entonces, ¿realmente fue a tu casa ayer? ¿No deberías agradecerme a mí?"

"Pero se lo contaste todo... y es tan vergonzoso..."

Rosé se rió. "Entonces, ¿hablaron de lo que pasó?"

"Sí, y ahora estamos bien".

"¿Bien como..?"

"Sólo... bien..."

"¿Vas a soltar más detalles?"

Jennie trató de recordar cómo fue exactamente la conversación, pero su mente saltó a lo que sucedió durante su cita para cenar, e incluso a su plática telefónica que la hizo reír con deleite numerosas veces en su cama la noche anterior.

"Oh, Dios mío. Conozco esa cara, Jennie, conozco esa cara", dijo Rosé, señalando con un dedo.

Jennie, que no se dio cuenta de que ya estaba sonriendo, frunció inmediatamente los labios. "¿Qué?"

Rosé se agachó delante de Jennie para cogerle la mano. "Dime, ¿puedo gritar ahora?".

"¿Gritar por qué...?"

"Bueno, has dicho que están bien, ¿verdad? ¿Significa eso que ella ya sabe que la quieres?"

"S-sí..."

"Y tú sabes que ella también te quiere, ¿verdad?"

"Mmm-mmm".

Rosé tomó la mano de Jennie con fuerza. "¿Así que ahora están juntas?".

Jennie miró a su amiga con una sonrisa tímida. Pensar en la revelación de ayer todavía le produce vértigo por todo el cuerpo. Sabe que no hay necesidad de ocultarlo ahora, además Rosé tiene derecho a saberlo porque ayudó a resolver el asunto. Jennie finalmente asintió para confirmarlo.

"Sí, oficialmente juntas desde ayer".

Y Rosé realmente gritó.