Hermoso, tu belleza no conoce oponente, tampoco comparación. El emperador, tu señor, narra que celosa se pone la luna por verte resplandecer, las estrellas son tus seguidoras devotas y quien más te venera entre tantos amantes, es el mismísimo sol.—¿Zafiro? ¿Lapislázuli?
Con poetas y escritores, caballeros y marqueses, jardineros y obreros; cariñosamente te han dedicado poesías. Porque eres musa y arte en tiernas fantasías, ¡oh amor! ¡amor!
—Creo que se ve muy bien con esta joya
El centro de atención en los salones, la maravilla cuando su cuerpo se mueve al son de música alegre. Sí, Michel Levine, "el omega del siglo", primero está para ser colmado de atenciones.
—¿Que creen que están diciendo? ¿Acaso no saben quién soy?— mira con asco los pequeños cofres, se retuerce para acomodarse en su asiento favorito— ¿Como pueden mandarme omegas tan tontas para servirme?— ahora mira a las mencionadas con fría expresión en ese tierno rostro angelical que ha arrancado incontables suspiros— vuelvan al harén, no quiero volver a ver sus estúpidas caras, es más, hágale saber mis descontentos al amante imperial por organizar tan pobremente el sistema— su servidora cercana asiente, balbuceando atropelladas disculpas, las lleva con notorio enojo y decepción mezcladas— ¿y ustedes? ¿mhm?, vayan a traerme otras joyas, ¿o esperan que la corte me vea así?— rápidamente se retiran, torpes como patos, ni siquiera saben andar correctamente con vestidos— patéticas...— gruñe por lo bajo, admirando una vez más su imagen en espejo de oro—
¿Era su delirio o sus cabellos estaban menos brillantes que ayer?
—¡Hermano!— pero apenas lo mira, tira todo con tal de estar junto a él, levantándose elegante, es un doncel, el omega más hermoso que los ojos mortales pueden apreciar—
Más que su madre, más que Kintoki.
—Michel, amor mío— tomándolo en sus brazos, giran y ríen, el menor se pregunta porqué de esta alegría—
—¿A qué has venido tan temprano?— cuando los pies están nuevamente bajo el suelo de mármol, acomoda sus prendas y deja que su cabello rubio se libere del vago amarre de un lazo delgado— en estos momentos deberías estar con tus ministros
—He cancelado las reuniones— le dice sin especificar, toma su mano para caminar juntos hacia los muebles, atendidos por sirvientes presurosos— pues esto, mi querido hermano, es algo mucho más importante— susurra a su oído con esa sonrisa deslumbrante—
—¿Ah sí? ¿Tan importante debe ser para que vengas a mí y no vayas con el analítico de Nikolas o el correcto de Leónidas?— sus labios de cereza se curvan en una sonrisa gatuna, ojos destellan con peligro y Qin no podría aguantar por mucho las ganas de apretar esos cachetes sonrosados—
—Nikola encerrado como ermitaño y Leónidas sin ojos más que para su princesa, ya me dirás tú qué tiempo tendrán para su pobre hermano— responde con voz graciosamente dramática, como solía hacer cuando le tocaba cuidarlos y entretenía mejor que cualquier bufón—
—Shh su alteza... Le pido encarecidamente que no hable en voz tan alta su preferencia para conmigo, no quisiera que el mundo se entere de mi buena suerte, especialmente el consentido de Simo que se pondría celoso y no quiero ser yo víctima de esos monumentales berrinches suyos— su pestañear aún cuando es exagerado, podías entre ver la gracia del aleteo de una mariposa, mientras que con falsa preocupación sigue naturalmente ese juego prometedor a ser camino de algo interesante—
—Bueno, como sabes, querido duque— ambos aguantan las carcajadas— pronto nuestros hermanos se casarán en Olimpia y sabrá suponer que las grandes castas empiezan a moverse para conseguir los más convenientes compromisos a raíz que nosotros ahora ocupamos ese reino
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𝕬𝖒𝖇𝖎𝖈𝖎𝖔́𝖓
Fanfiction𝓝𝓸 𝓼𝓮 𝓵𝓵𝓸𝓻𝓪 𝓼𝓪𝓵𝓿𝓸 𝓬𝓾𝓪𝓷𝓭𝓸 𝓼𝓮 𝓽𝓲𝓮𝓷𝓮 𝓶𝓲𝓮𝓭𝓸, 𝔂 𝓹𝓸𝓻 𝓮𝓼𝓸 𝓵𝓸𝓼 𝓻𝓮𝔂𝓮𝓼 𝓼𝓸𝓷 𝓽𝓲𝓻𝓪𝓷𝓸𝓼