18. ¿Podemos hablar?... Entiéndeme

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El trabajo la consumía, apenas tenía tiempo para salir a despejarse al menos cinco minutos. Se sentía feliz y agradecida por tener trabajo, pero a veces era tan frustrante llevar ese tipo de vida, cuando no salía de un pendiente ya tenía otro.

Pero no era el momento para quejarse, porque ella lo había manifestado así, no quería llenar su mente de pensamientos donde cierta persona había jugado con ella.

La semana se sintió como una rutina, trabajaba, regresaba a casa y no volvía a salir hasta el día siguiente a trabajar de nuevo. Sabía que debía al menos buscar una actividad, mentalmente se ponía notas, tales como empezar yoga, pilates o simplemente salir a caminar, pero quería hacer algo distinto.

No fue hasta el sábado por la mañana, su cuerpo despertó solo sin uso de alguna alarma; era temprano, la ciudad empezaba a despertar. Con ojos somnolientos, quitó las sábanas sobre su cuerpo y se dirigió al baño, hoy empezaría con alguna actividad, estaba decidido.

Hasta donde sabía Hee, las clases de pilates se impartían sábados en la mañana. Estuvo investigando en diferentes lugares y uno de ellos llamó su atención; un pequeño parque céntrico donde un grupo de personas se unía y realizaba dicha actividad. Con anticipación, había pedido por Amazon un mat de yoga, que la ayudaría a realizar los estiramientos adecuados en su nueva clase.

Una vez lista y antes de salir, se dirigió a la cocina, vistiendo un conjunto deportivo: leggings, top y una sudadera que se la quitaría una vez empezada la clase. Tomó el desayuno en la barra de su cocina, acompañada de su música favorita y en silencio digirió su alimento.

La clase, se llevaba a cabo a unas cuantas cuadras de su loft, por lo que decidió caminar hasta ahí, le serviría y no estaba tan lejos como para usar su automóvil. Colocó sus audífonos inalámbricos, conectó su celular y puso una playlist animada para calentar. Seúl, le gustaba, le gustaba vivir ahí, su barrio era un lugar tranquilo y familiar por lo que se podía caminar con seguridad.

Desde hace tiempo, Hee quería eso; un poco de libertad para experimentar nuevas situaciones o actividades en su día a día. Al principio, no se permitía ni siquiera pensarlo porque el trabajo que tenía era bastante y si quería sacar adelante su empresa, debía dejar las comodidades de lado. Pero ahora era diferente, ahora podía hacerlo; no pasaría nada si llegara tarde al trabajo entre semana, al final, sabía que Hanbada se encontraba en buenas manos con sus co-trabajadores.

Cuatro manzanas, exactamente fueron las que caminó hasta su destino final, el lugar donde se llevaría a cabo sus clases de pilates se trataba de un pequeño parque techado. Este tenía un paisajismo muy bonito y limpio, el color verde resaltaba entre todas las cosas, creando un lugar pacífico y lleno de vida. Así también, ese parque, se encontraba rodeado de edificios; pero lo impresionante del lugar era que una vez dentro, conectando con la naturaleza, podías llevar tu mente a un estado de relajación, dejando atrás cualquier estrés que un citadino pudiera tener.

A su derecha, un grupo de mujeres se encontraba platicando y riendo de lo más cómodas, al parecer la instructora aún no llegaba. Y sabía que era una mujer, pues se le había notificado al momento de pedir informes. Sintiéndose un poco rara, ya que no conocía a nadie, avanzó hasta una banca, la cual se encontraba cerca de aquel grupo. Hee al ser algo reservada, al principio podía parecer que era una persona muy seria, pero una vez conociéndola, podías saber que tenía un corazón tan grande y un carácter tan humilde.

Mientras colocaba su mat de yoga sobre la banca, Hee sentía que los murmullos se iban haciendo presente, tal vez aquellas mujeres se daban cuenta de su presencia y al ser nueva, sería el centro de atención. Nerviosa, jugó con sus dedos, pensando en si debía acercar a presentarse o simplemente esperar a que alguna de ellas le dirigiera la palabra.

TFW ; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora