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La vida de Jeongin no era la mejor del mundo, ser un chico solitario de apenas 21 años trabajando y estudiando no le daba tiempo ni para hacer algo liberador.

Hasta hace unos años tenía una vida tranquila, sus papás y él vivían en una linda casa de la ciudad, tal vez no eran millonarios, pero todo marchaba bien. Eran originarios de Busan, pero se mudaron para prosperar económicamente. Su mamá era ama de casa y siempre se encargó de la educación de su hijo, con valores y muchísimo amor. El señor Yang tenía trabajos de medio tiempo que ayudaban a solventar sus gastos.

Habían comprado una pequeña casa, que sabían que con mucho esfuerzo lograrían terminar de pagarla con los ahorros de la pareja.

Pero no pudieron.

Hacía 4 años que sus papás habían fallecido en un accidente automovilístico desastroso, iban de regreso a su casa después de haber festejado 20 años de feliz matrimonio, pero un automovilista en estado de ebriedad le arrebató a quienes más quería en la vida.

Esa noche de verano cambió por completo su vida, todos los ahorros que tenía se fueron en el funeral de sus papás, estuvo solo en todo ese proceso pues las familias de sus padres no aceptaban que ellos no siguieran la estructura tradicional de una familia y sobre todo, que aceptaran que a su único hijo le gustaran los hombres, simplemente era inaceptable.

Desde ese día tuvo que trabajar y estudiar a medio tiempo, como su papá no tenía un puesto en concreto, no había algún tipo de indemnización y solo los amigos del difunto le apoyaron en algunos gastos.

Muchísimas veces pensó en rendirse, los pagos de la casa, los servicios, su alimentación y la universidad lo estaban dejando mal física y emocionalmente.

Durante esos 4 años hizo todo tipo de trabajos, menos los que degradaran su dignidad, desde joven de limpieza hasta consejero amoroso, él había hecho de todo.

Justo ahora tenía dos pagos importantes que hacer, el inicio de la elaboración de su trabajo de titulación como maestro de jardín, ese era su sueño al igual que el de su difunta mamá y el dinero de tres meses de su casa. No podía dejar pasar ninguna, pues en cuanto a la universidad, si no pagaba podía perder un año y de la casa era peor, no podía simplemente perderla pues era lo único que conservaba de sus difuntos padres.

Vendió algunas cosas e incluso pidió préstamos, pero ni así completaba. Hasta que uno de sus compañeros del trabajo en un supermercado le habló sobre un trabajito que tenía un amigo lejano.

Jeongin lo dudó, con la descripción que le dio el joven no podía imaginarse que de algo bueno se tratara, pero su desesperación era mayor así que con miedo y todo se dirigió a la dirección que le había dado.

Una mansión enorme estaba ante sus ojos, posiblemente esa sería la primera y última vez que vería una así, pero se quedó más tranquilo cuando quien parecía ser mayordomo le indicó a dónde pasar.

Pudo respirar cuando al entrar a esa gran habitación se encontró con una mujer, hermosa cabe decir, sentada en su escritorio mientras tomaba una copa de vino.

- Buenas noches - Jeongin saludó mientras la fémina lo examinaba de pies a cabeza.

- Pasa.

- Gracias.

- ¿Qué tanto sabes de las noticias de las familias bien acomodadas? tú sabes, los empresarios - fue directo al punto.

- Nada, no tengo tiempo para esas cosas, ni redes sociales ni televisor, mi vida es el trabajo y la universidad.

- Excelente, eres perfecto para lo que quiero.

- ¿Qué?

- Te pagaré $10,000 dólares.

𝗻𝗼𝘃𝗶𝗼 𝗲𝗻 𝗮𝗽𝘂𝗿𝗼𝘀 ❁ hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora