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Con un corazón palpitante de felicidad, Jeongin cayó completamente dormido en los brazos del chico que le gustaba, de ese chico que tenía la palabra “prohibido” grabada en su piel a más no poder.

Pero solo por esa noche fue envidioso y cerró el abrazo que antes había iniciado el pelinegro. Quien a pesar de que se atrevió a negarlo en el momento, se sintió cálido y cómodo estando de esa manera con Jeongin y fue cuestión de minutos para que él también cayera en el mundo de los sueños.

A la mañana siguiente, el primero en despertar fue Hyunjin, ¿un buen dormir te podría hacer sentir rejuvenecido?, quién sabe, pero sintió como si hubiera dormido 12 horas, estaba tan descansado y con una gran sonrisa abrió los ojos tratando de estirar sus brazos, pero falló en el instante.

Como en toda historia cliché, cuando buscó la razón del por qué no podía moverse se encontró con una cabellera rubia sobre su pecho y un olor a fresas inconfundible llegando a sus fosas nasales. Se movió un poco asustado y vio a Jeongin completamente dormido, con la boca formando un pequeño puchero y sujetándose a su cuerpo como si su vida dependiera de ello.

Claramente no perdería la oportunidad y empezó a fotografiarlo situando su mano en la cara del menor y formando gestos graciosos, cuando su sesión terminó empezó a moverlo para que pudiera despertar.

Le llevó cerca de 5 minutos, pero por fin lo logró, el rubio se sentó en la cama algo desorientado y cuando cayó en cuenta de cómo había dormido, se alejó al instante, casi cayendo al suelo.

- No es la primera vez que dormimos juntos Yang – habló con una sonrisa por la actitud del otro.

- Sí, pero nunca me habías abrazado.

- Lo sé, pareces oso.

El mayor se levantó de la cama muy tranquilo, como si nada hubiera pasado y como si no hubieran dormido abrazados, a Jeongin le sorprendía esa actitud dejándole claro por veinte mil veces que no tenía una gran importancia para él hacer ese tipo de cosas.

- ¿Estás acostumbrado a dormir así con todas las personas? – se supone que ese solo era un pensamiento del menor, pero sin que él tuviera control alguno, esa pregunta abandonó su boca.

- ¿Eh?, no, supongo que te tengo algo de confianza.

Hyunjin siguió caminando hasta la puerta y le hizo señas al menor para que se acercara a él. Con mucha duda lo hizo, el pelinegro abrió la puerta y estando él por fuera mientras que Jeongin por dentro sujetó la cabeza de este último y la acercó hasta su nariz deleitándose de nueva cuenta con ese meloso olor.

- Debes decirme cuál es el shampoo que utilizas – preguntó poniendo sus antebrazos en el cuello del menor.

- Sí, podemos comprar uno para ti – Jeongin agradeció no haber tartamudeado por la cercanía.

- Genial.

- Woah – alguien más se dejó escuchar – dije que no le hicieras más daño, pero no me refería en específico a esto.  

Ese fue Changbin haciendo acto de presencia frente a esos dos tontos que se alejaron rápidamente.

- ¿Qué haces aquí?

- Hyunjin, Hyunjin, oh Hyunjin – se acercó y pasó su brazo por los hombros del alto – hoy tenemos reunión a las 9 así que venía para asegurarme de que comieras algo y así irnos. Fui a tu habitación y no te encontré, supuse que estabas aquí.

- ¿Por qué?

- Dices que odias a Jeongin, pero parece lo contrario.

- Cállate tonto y espérame en la sala.    

𝗻𝗼𝘃𝗶𝗼 𝗲𝗻 𝗮𝗽𝘂𝗿𝗼𝘀 ❁ hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora