Día 5: Día lluvioso y recuerdos

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Disclaimer: Los personajes y la historia no son míos. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de Wolf Blossom, yo únicamente traduzco.

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¿Es posible que siga enamorado de ella?

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La noria se detuvo y Muteki, Kagome e Inuyasha salieron justo cuando la lluvia empezaba a caer.

—¿Lluvia? ¡Yupi! —chilló Muteki.

—Oh, genial, lluvia —murmuró Kagome.

—Volvamos a casa, este día está condenado al fracaso, de todos modos —dijo Inuyasha mientras cogía a Muteki en brazos, y Kagome y él corrían hacia el coche.

¿Condenado al fracaso como mi relación con Kagome?, pensó mientras examinaba a la chica que estaba a su lado.

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Había llovido durante toda la noche y hasta bien entrado el día siguiente. Sesshomaru e Inutaisho se fueron a trabajar y Rin estuvo con Riku todo el día, ya que el pobrecito tenía gripe. Izayoi ayudaba a Rin a cuidar de Riku mientras que Kagome, Inuyasha y Muteki pasaban el día cinco juntos.

—Sigue lloviendo —les recordó Kagome a sus dos chicos.

—¿Y? —dijo Inuyasha.

—¿Qué hacemos en el día cinco? —preguntó Kagome.

—¡Escondite! —chilló Muteki.

—Oh, genial, odio cuando los niños dicen eso —murmuró Inuyasha.

—Bueno, Teki y yo siempre jugamos al escondite cuando llueve. Es justo que su padre juegue también —dijo Kagome sonriendo.

—Estás disfrutando esto, ¿no? —gruñó Inuyasha.

Kagome soltó una risita.

—Cada segundo.

—De acuerdo, Teki, tú cuentas, mami y yo nos escondemos. Solo nos vamos a esconder en la primera planta, ¿te parece bien, Kagome?

—Vale —dijo Kagome. Se volvió hacia Muteki y le dijo—: Cuenta hasta veinticinco. Puedes hacerlo, ¿no?

—¡Sí! —chilló el niño mientras la madre y el padre se encogían de hombros.

—Vale, ¡ya! —dijo Kagome e Inuyasha y ella corrieron en direcciones opuestas.

—¡UNO! ¡DOS! ¡TRES! ¡CUATRO! ¡CINCO! ¡SEIS! ¡SIETE! ¡OCHO! ¡NUEVE! ¡DIEZ!

Kagome corrió hacia la parte de atrás de la casa y se escondió detrás de unos sofás. Inuyasha se las arregló para llegar a un pequeño cuarto de baño y esconderse en la ducha.

—¡ONCE! ¡DOCE! ¡TRECE! ¡CATORCE! ¡QUINCE! ¡DIECISÉIS! ¡DIECISIETE! ¡DIECIOCHO! ¡DIECINUEVE! ¡VEINTE!

Kagome se dio cuenta de que su escondite era demasiado obvio, así que se acercó a un estudio que estaba en la planta baja. Se sentó en un sillón rojo para esperar a Muteki.

Inuyasha también se dio cuenta de que su escondite era demasiado obvio, así que se dirigió al mismo estudio. Entró y cerró la puerta, se dio la vuelta y se encontró cara a cara con la madre de su hijo.

—¡VEINTIUNO! ¡VEINTIDÓS! ¡VEINTITRÉS! ¡VEINTICUATRO! ¡VEINTICINCO! ¡PREPARADOS O NO, ALLÁ VOY! —gritó Muteki mientras empezaba a buscar a sus padres.

Kagome jadeó cuando se volvió y vio a Inuyasha de pie ante ella. Kagome se levantó y empezó a retroceder cuando él avanzó un paso.

—Kagome —dijo.

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