Todo se reduce a Inuyasha

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Disclaimer: Los personajes y la historia no son míos. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de Wolf Blossom, yo únicamente traduzco.

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Reposando en la caja, estaba el anillo de compromiso que Naraku le había dado... y con él, una nota.

Es solo cuestión de tiempo que las rosas florezcan.

Es solo cuestión de tiempo que los pájaros canten una canción.

Si no es hoy, entonces, será mañana.

Kagome y Naraku

Juntos, en la felicidad y la pena.

El corazón de Kagome latía apresuradamente mientras releía la nota unas cuantas veces. Le lanzó una mirada asesina al anillo que relucía bajo el brillo de las luces fluorescentes que tenía encima. Todos la miraban atentamente.

—¿Qué es eso, Kag-chan? —preguntó Ayame. Kagome cerró los ojos, evitando derramar lágrimas, pero su prometido la conocía mejor y le sacó el regalo. Leyó la nota una vez antes de que le empezase a hervir la sangre.

—¡Ese hijo de puta! —rugió al levantarse y arrojar la caja de terciopelo contra la pared del fondo.

—¡EH! ¡Muteki y Riku están aquí! —dijo Rin tenebrosamente.

Inuyasha les dirigió a Rin y a Sango una mirada muy, muy intensa.

—¡Sacadlos de aquí YA!

Sango saltó mientras recogía a Muteki y agarraba la mano de Riku y salía corriendo. Rin la siguió de cerca, yendo detrás de ella. Cerró la puerta silenciosamente antes de que la rabia de Inuyasha llegara al máximo. Sesshomaru e Inutaisho lo estaban viendo dar rienda suelta a su ira y Kagome se estaba agarrando el pecho. ¿Naraku primero quería una fusión con su empresa y ahora se atrevía a mandarle a Kagome un poema de amor eterno?

—¿CUÁL ES SU MALDITO PROBLEMA? —estalló Inuyasha, su ira se incrementaba por segundos—. ¡Cómo se ATREVE a enviarle a MI prometida un poema Y su antiguo anillo de compromiso! ¡CÓMO DEMONIOS SE ATREVE!

Kagome se levantó y caminó hacia Inuyasha. Sus ojos seguían nublados por las lágrimas, pero posó una mano en su hombro para calmarlo.

—Inu-kun —dijo en voz baja. Inuyasha se giró hacia ella, su ira se redujo a una simple molestia. Le haría daño a CUALQUIERA que se interpusiera en su camino... pero nunca a Kagome.

—Te envió tu antiguo anillo de compromiso, Kago-chan —dijo muy peligrosamente—. ¡Lo MATARÉ!

—Cálmate, Inuyasha —dijo Inutaisho finalmente después de un largo minuto de silencio.

—Cal... ¿CALMARME? —bramó Inuyasha.

—Maldita sea, hombre. —Sesshomaru se levantó—. Tiene razón, ¡a la mierda la calma!

Inuyasha estaba rabioso, pero decidió no decir nada. Inutaisho se levantó y empezó a pasearse de un lado a otro.

—Vale, tenemos que analizar esto y tú, chico —Señaló con el dedo a Inuyasha, que abrió la boca—, quédate callado.

Inuyasha fulminó a su padre con la mirada mientras se sentaba al lado de Kagome. Kagome se agarró a su brazo, su corazón no se había calmado ni un poco.

—En primer lugar —dijo Inutaisho—, Naraku quiere una fusión con nosotros y nuestros siete trabajadores están preparados para mantenernos lo más lejos posible.

—Especialmente Bankotsu —dijo Sesshomaru.

Inuyasha frunció el ceño, pero no dijo nada.

—¿Qué quiere probar Naraku mandándole a Kagome su antiguo anillo de compromiso? —preguntó Inutaisho—. No gana nada dándole esa gema.

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